Actividades en grupo o familia de Mabon
"La Segunda Cosecha" "Inicio de Otoño"
1ª Parte
1ª Parte
Ya hemos dicho que el equinoccio es un
momento de perfecto equilibrio entre el día y la noche; pero ahora, a partir de
este momento, la duración de la noche superará al del día. Con ello nos
encaminamos a jornadas más cortas, a más frío, aproximándonos al invierno, la
estación predominantemente yin.
Su misterio está en que en este mágico
momento asistimos por un lado con renovada alegría a la celebración de la abundancia
que nos proporciona la
Madre Tierra con la última cosecha y, por otro lado el sol
entra en rápido declive iniciándose el otoño. La energía exterior disminuye
contado cada vez más con el recurso de la propia energía interior. Se hace más
importante la convivencia y el recurso del apoyo mutuo. La naturaleza a nuestro
alrededor muestra fehacientemente su declive. Los árboles se despejan de sus
hojas, buena parte de las aves se preparan para migrar a tierras cálidas del
sur, otros animales se esmeran en obtener reservas con las que afrontar la
hibernación o los duros meses invernales faltos de alimento y sobrados de frío.
Nos recuerda la pérdida de vitalidad, la proximidad de la muerte y entonces el
escalofrío del misterio recorre nuestro espíritu.
Es momento de concentrar todo nuestro
poder, agruparnos en grupos íntimos y compartir más horas con los otros
haciéndonos más humildes, más respetuosos y tolerantes. Todas las actividades
que vamos a proponer tienen que ver con esto último.
Construir y utilizar el “Palo parlante”
Se trata de una actividad que nos viene de
las tradiciones nativo-americanas dentro del contexto de la Rueda Medicinal.
Ahora que las actividades en el exterior van menguando progresivamente a medida
que el clima se enfría y acontecen las lluvias y granizos; la necesidad de
compartir juntos se intensifica. Se hace oportuno favorecer un ambiente
comunicativo, de apoyo mutuo y armonioso.
La utilización en el grupo o en la familia
del Palo o bastón parlante incide directamente en esta dirección confiriendo
respeto, atención y reconocimiento sin importar las edades. El crear un espacio
y tiempo en el que todo cuanto desee decirse se considera importante hace que
los niños, incluso los de corta edad, estén impacientes esperando su vez y
muestren con orgullo la satisfacción de sentirse importantes al aportar sus
palabras y saber que aquello que digan va a ser escuchado por todos y se les va
a dar valor a sus pensamientos y sentimientos acerca de sus inquietudes y la
vida familiar. Es un excelente medio para aprender a ser respetuosos.
Esta actividad consiste en construir un
bastón parlante para todo el grupo o para la unidad familiar, lo que exige la
cooperación de todos y la mutua aceptación en cómo hacerlo y cómo decorarlo.
En el paseo o caminata vamos a permitir que
el miembro más joven del grupo escoja un palo que le llame la atención. Puede
ser cualquiera, pero va a convertirse en un objeto sagrado. Recomiendo que sea
resistente y que pueda cogerse con la mano en su manejo, y con un grosor de a
partir de 1cm. de diámetro. A partir de ahora empieza el trabajo comunitario de
prepararlo. Se le arranca la corteza. Se observa sus detalles ¿su forma y
textura os recuerda algo? ¿Quizá algún
animal o algún rostro de duende? Se le puede realzar o esculpir con la ayuda de
un cuchillo, operación siempre supervisada por un adulto.
Quizá se desee
grabar algún dibujo o símbolo que le dé un significado mágico. Seguidamente se
suaviza su textura con un papel de lija muy fino. Ahora ya tiene un tacto suave
y apto para decorarlo. Que cada cual sugiera o añada algo que tenga algún
significado. Alguien puede atarle una cinta, otro puede añadirle alguna pluma,
etc. Finalmente quizá se le quiera aplicar cera de abeja para suavizarlo más,
protegerlo y darle un brillo dorado. Así ese palo inicial recogiendo la energía
del grupo adquiere poder convirtiéndose en algo mágico, atrayendo el deseo de
mirarlo, de tocarlo e incluso de abrazarlo. Acto seguido se hace una pequeña
ceremonia para sacralizarlo haciéndolo sahumar con algún incienso o humo de
planta aromática.
Estando preparados para utilizarlo,
reunámonos en grupo y expliquemos que el bastón parlante se pasa de persona a
persona siguiendo el sentido de las agujas del reloj. Quien recibe el bastón
parlante tiene la ocasión de hablar sin que nadie pueda interrumpirle. En el
turno digamos todo cuanto brote del corazón y de la mente. También puede ser
que quien lo reciba no tenga nada que decir, o que su comunicación sea el
silencio; en tal caso permanece en silencio tanto como necesite y finalmente
diga “Mitakuye oyasin” o “Por todas mis relaciones” pasándolo al siguiente. Si
dada la primera vuelta hay personas que tienen algo más por decir o contestar a
lo ya dicho, se hace una nueva vuelta. Sólo cuando todos están satisfechos con
lo que se ha dicho o acordado se da gracias y se abre el círculo. Si su
convocatoria tiene por objetivo adoptar o tomar alguna decisión, el bastón
parlante se irá pasando hasta que se consiga tomar la decisión con el acuerdo y
consentimiento de todos. De acuerdo con la tradición indio-americana, si el
tema a debate o de decisión es ciertamente importante para el grupo o la
comunidad, le sigue el rito de la “Pipa sagrada” como supremo compromiso con la
decisión adoptada; hasta el punto de estar dispuestos a morir en su ejecución
y/o defensa.
Cuando se habla con el “bastón parlante”,
se consigue que la discusión adquiera una profundidad inusual y aporte un
significado especial. La confianza y seguridad de que toda aportación será
escuchada, se le prestará plena atención y respeto, surgiendo del corazón y del
intelecto, asegura el sosiego y la armonía. Este compartir la sacralidad y
solemnidad en una reunión familiar permite adquirir poder personal, sanar
inseguridades y aprender una importante lección acerca de la respetuosidad y la
humildad compartida. La expresión de cierre podría ser: “Demos gracias por la
sabiduría obtenida y que todo cuanto se haya dicho sea por el bien del grupo y
de todas las relaciones”.
Realizar un “Collar de maíz” al estilo de los indios
norteamericanos.
Es una actividad muy adecuada de estas
fechas, que manifiesta el regocijo y agradecimiento por la cosecha realizada y
una hermosa forma de vincularse con la estación. Los simples y humildes granos
de diversos colores son como joyas en honor a la Madre
Tierra. Ofrece una
belleza singular.
Las antiguas comunidades celtíberas e
iberas de orillas del Mediterráneo ya conocían el maíz desde tiempos muy
antiguos. Fueron los comerciantes fenicios y griegos quienes lo aportaron desde
Asia. Pero fue con el contacto con el Nuevo Mundo cuando llegó a Europa
atlántica y central.
El maíz es un cereal muy peculiar pues
aparece en mazorcas compactas y existen diversas variedades de diferentes colores;
lo cual permite el combinar los diferentes granos de colores y posibilita
variados diseños. Son como pequeñas gemas creadas por la Madre Tierra y representan sus
frutos y su abundancia. En las tradiciones nativo-americanas antes y,
actualmente, en muchos países de América, el maíz constituye el principal
cereal de consumo humano, por ello representa la generosidad de la
Madre Tierra; de tal modo que, a veces, al dirigirse
al Espíritu guardián de la dirección Sur se le llama directamente como Madre Maíz.
Hacer, por ello, collares con este grano y ponérselos es un acto de respeto,
agradecimiento y de vinculación con la
Madre Tierra.
Tiene un sentido sagrado. Cualquier collar
o pulsera en esencia es un círculo y éste es un símbolo arquetípico del Universo
y la Creación. Es
la imagen de la Rueda
de la Vida o
Rueda Medicinal. Tanto en un lado del Atlántico como en el otro los círculos de
piedras con sus direcciones figuran en sus manifestaciones espirituales y
arquetípicas. Los colores utilizados pueden variar. Los colores que las
representan pueden variar ligeramente de cultura a cultura, pero sorprende sus
correspondencias. Tenemos los colores: blanco, negro, amarillo y rojo y hay,
asimismo, granos de maíz de tales colores, además de marrones. Según la Rueda Ontoenergética
el Norte y su guardián representante del elemento Aire se corresponde al
blanco; el Este y su guardián
representante del elemento Fuego se corresponde con el rojo; el Sur y su
guardián representante del elemento Tierra en su aspecto Naturaleza se
corresponde con el amarillo; el Oeste y su guardián representante del elemento
Agua se corresponde con el azul o el negro; y la Tierra como Abuela se
representa con el marrón o anaranjado.
Al crear un círculo reproducimos una
versión de la Sagrada Rueda
Medicinal; y si, además, lo hacemos de forma consciente y deliberada, el acto
se transforma en una creación e incluso en contemplación. Un collar de granos
de maíz debe considerarse en este sentido.
Vamos a tomar unas cuantas mazorcas de
granos de distintos colores. Se pueden reutilizar las mazorcas con las que en
Mabon pasado decoramos puertas y estancias; esto es, justamente, otra de las
actividades a realizar. Desgranemos las mazorcas seleccionadas dejando caer sus
granos en un bol o en distintos boles según colores. Si el trabajo se realiza
en el exterior, un jardín o en el campo, dejemos que los granos que caigan al
suelo sirvan de alimento de aves y animalitos del lugar. Seguidamente pongamos
a hervir agua y con ella cubrir los contenidos de los boles y que queden en
remojo en un mínimo de quince minutos, ablandándose; cuando los veáis lo
suficientemente blandos, los secamos con un paño de cocina o toalla y los
disponemos sobre la mesa de trabajo. Ahora enhebramos hilo de coser en la aguja
con hilo doble y contando con la longitud suficiente para que pase holgadamente
por la cabeza del interesado añadiéndole unos diez centímetros más. Hagamos
primero el nudo inicial del collar dejando cinco centímetros de hilo en el
extremo y atravesad los granos con la aguja por su base por ser la parte más
blanda del grano. Entre grano y grano insertado se puede hacer un nudo, pero no
es necesario. A medida que se van agregando, apretad los granos para que queden
bien juntos. El diseño del collar que sea a criterio de cada cual, sea la
combinación al azar o siguiendo ritmos de grupos de colores que se irán
repitiendo hasta que el collar se concluya. Cuando el collar está realizado tan
sólo nos queda atar los dos extremos del hilo y congratularse con el resultado.
Esperad que los granos se sequen al aire libre o al sol antes de colocárnoslo.
Estos collares se pueden hacer para llevar, pero también como elemento
decorativo en los marcos de los cuadros, de las puertas, en lámparas o los
sujetaremos en la pared como ornamento. Estos collares se pueden ir haciendo de
mayor complejidad llegando a ser dobles o triples y pudiendo utilizarse como
guirnaldas y en la decoración de ventanas y puertas como veremos con prontitud.
Collares hechos con granos de color rojo o granate son muy adecuados para
regalar como reconocimiento a la muchacha en su primera menstruación, este
momento tan importante de tránsito y transformación en su vida. También se
puede hacer como afición para regalar a amigos y conocidos de todas las edades.
También se pueden hacer collares insertando
palomitas de maíz, coloreándolas con colorantes alimenticios, pero son más
indicados como guirnaldas y adornos de tipo navideño sobre el árbol de Yule en
el Solsticio invernal, como veremos en su momento. Se tiene que tener en cuenta
que los collares de palomitas de maíz son muy frágiles para llevarlas puestas
deshaciéndose con facilidad.
Hacer una almohada de sueños
Entrando en el Otoño es un verdadero
placer empezar a abrigarse en las noches ya más frescas, cuando se empiezan a
rescatar las colchas y mantas del armario o arcón. El placer de gozar de la
calidez del lecho y descansar o dormir en él.
Por otra parte, al ser Mabon, la Puerta del Oeste nos indica
la dirección del Misterio, de aquello que queda más allá de lo obvio y de la
consciencia ordinaria. ¿Cómo se manifiesta la otra realidad en nuestra mente?
La respuesta es que en lo común, a través de lo onírico, sea en sueños o
ensueños. Las vivencias oníricas y sus símbolos, sean personales o arquetípicos
nos ponen en contacto con el subconsciente oceánico y su misterioso contenido.
Armonizando
estos dos aspectos aparece la opción de esta actividad en la que el aroma de
una almohada nos ofrece la dulzura del descanso sosegado y nos conduce a sueños
profundos y significativos. Las noches, ya más largas, son las indicadas para
soñar.
Ya en el artículo: “Actividad
ontoenergética de invierno: Los Sueños” en Cepsiblog (12 de Diciembre de 2012),
hablamos del significado de éstos en la
vida de algunas culturas como la
Senoi en Asia y la de los Naskapi en Canadá. En este apartado
es útil hacer referencia a ello por ser un tema a propósito y muy sugeridor.
A todos nos beneficia las almohadas de
sueños. Como adultos comprometidos con la auto realización favorecemos tomar
consciencia tanto de nuestros conflictos como de obtener sugerencias
existenciales. Y para nuestros hijos el que se relajen, sueñen y luego
recordándolos puedan compartirlos al día siguiente.
Por otra parte en su realización todos
obtenemos satisfacción. Los mayores realizando todo el proceso desde el corte
de las telas en cuadros, el coserlas a mano y después rellenarlos; a los más
jóvenes jugando en el rellenarlas de las aromáticas hierbas y flores. Hasta en su
decoración seguramente querrán participar activamente.
No tratamos aquí de los cojines relajantes
alargados y curvados para colocar bajo
la nuca y rodeando el cuello para destensar esta zona de frecuente tensión,
sino de verdaderas almohadas sobre las que apoyar la cabeza para dormir. Aunque
la parte técnica sea muy parecida, su finalidad es diferente. Nuestras
almohadas no tienen por qué ser de las dimensiones de una normal, pues
necesitaríamos quilos de flores e hierbas para realizarlas. Nuestra propuesta
es la de hacer almohadas de sueños con recortes de tela cuadrados de unos 15 a 25 centímetros de
lado; estos últimos se pueden considerar ya grandes.
Empezamos escogiendo telas, que
evidentemente deberían ser de fibras naturales; la lana puede ser algo molesta,
siendo el algodón y el lino lo más aconsejable y, si se quiere, también la seda
natural. Como las almohadas son algo muy personal, a todos les gustará escoger
el estampado. Una posibilidad es revisar las telas guardadas en arcones y vestimentas
antiguas para ver qué se puede reciclar, otra opción es acudir al mercadillo
ambulante o del barrio o localidad para ver qué retales económicos y que gusten
se puedan encontrar.
Los colores más favorecedores para el
descanso son de la gama fría, desde los verde-azulados hasta los violetas, pero
a los niños, seguramente, les entusiasmará los colores vivos, brillantes y
cálidos desde el amarillo al granate o, incluso, de mezclas psicodélicas; lo
importante es que se sientan a gusto con ellos; es más importante que les guste
o deseen y no tanto lo otro.
Una vez seleccionadas las telas se recortan en cuadrados con las
dimensiones dichas poco antes. Tengamos cuidado de asegurar cuál es la cara de
la almohada exterior y cuál la interior. Las caras, digamos, buenas (exterior)
ahora deben mirarse en el interior y sujetamos las telas con alfileres por los
lados. Seguidamente las cosemos con punto sencillo un mínimo de 2,5 centímetros del
lado. El espacio que debe contener el relleno debe ser de siete centímetros de
lado como mínimo. Las puntadas deben ser muy próximas para impedir que el
contenido vegetal menudo se pierda entre ellas. Al coserlo debemos tener en
cuenta el dejar abierta una cara para
poder darle la vuelta después e introducir el relleno. Una vez cosido, damos la
vuelta a la almohada de modo que el lado “bueno” quede ahora en el exterior y
el cosido quede ahora invisible con las esquinas bien puestas.
Nos queda rellenarlos tomando como
referencia tazones de hierbas secas. De acuerdo con el tamaño el número de
tazas va a variar, Pero como mínimo utilizaremos dos tazones. Ya calcularéis
las proporciones si utilizáis más de dos. Luego sólo quedará coser el lado por el que se ha rellenado.
Las recetas son muy personales. Las almohadillas
relajantes se confeccionan con flores de lavanda secas; pero para nuestro
propósito de favorecer los sueños, es muy preferible la artemisa.
A continuación propongo cuatro posibles
recetas de combinaciones:
1ª. Para
conciliar el sueño y soñar: ¾ de taza de artemisa. ¾ de taza de flor de
lavanda. ¼ de taza de pétalos de rosa. ¼ de pétalos de amapola.
2ª. Para
recordar sueños: ¾ de taza de artemisa. ½ de taza de romero. ½ de taza de
flor de lavanda. ¼ de taza de manzanilla.
3ª. Para
facilitar sueños lúcidos: ¾ de taza de flor de lavanda. ¾ de taza de
artemisa. ¼ de taza de salvia. ¼ de taza de hoja de laurel desmenuzada.
4ª. Para
soñar potenciando la salud: ½ de taza de flor de lavanda. ½ de taza de
artemisa. ½ de taza de hoja de laurel desmenuzada. ¼ de taza de hoja de
eucalipto desmenuzada. ¼ de taza de tomillo.
La Artemisa estimula el soñar y ensoñar.
La lavanda relaja, da claridad y potencia
la creatividad.
El laurel potencia la creatividad y activa
la salud.
El romero favorece recordar sueños.
La salvia favorece la creatividad y
purifica.
Los pétalos de rosa dan apacibilidad.
Los pétalos de amapola ayudan a conciliar
el sueño.
La manzanilla ayuda a conciliar el sueño.
El tomillo es aséptica y vitalizante.
El eucalipto induce calma y un buen
respirar.
Las almohadas son especialmente eficaces si
sus componentes o buena parte de ellos proceden del propio jardín o de cultivo
propio, sino pueden conseguirse en herbolarios o en tiendas de alimentación.
Se pueden añadir o crear las propias
recetas a partir de gustos personales, añadiendo otras hierbas o flores secas
como pétalos de jazmín, hojas de maría luisa,
de azahar, fruto de clavo, virutas de palo santo o de sándalo entre
otras.
También puede añadirse pequeñas gemas; los
colores violetas y azules se relacionan con los sueños agradables, curativos y
hasta premonitorios (amatista, azurita, lapislázuli, turquesa, etc.). Los
cristales amarillos como el topacio o el cuarzo citrino producen sueños suaves
y refrescantes y las piedras de luna activan la conexión con el poder ensoñador
lunar.
Quizá los niños, además, deseen que se
añada siluetas de símbolos afectivos como soles, lunas, estrellas, flores,
mariposas, etc., que pueden coserse a la almohada; así como realizar bordados,
pero es mejor preverlo y realizarlo antes cuando los cuadros de la almohada
están sueltos.
Para consagrar las almohadas se puede
hacer un pequeño ritual en el que se sahúme con algún incienso o aplicarle algo
de aceite esencial de lavanda o de salvia. Luego las abrazamos conectándolas
con el corazón y que nuestros hijos hagan lo mismo con la propia pudiéndolo
acompañar de alguna oración. ¡Ya están listas para cumplir su función!
Muchos son los testimonios que afirman
rotundamente sobre el efecto de las mismas tanto en niños como en adultos,
asegurando que se duerme más profundamente, recuerdan más los sueños, aparecen
menos pesadillas y surgen creativos e interesantes relatos que compartir.
Decoración de puertas y ventanas de Mabon
Generar un ambiente en el hogar que sea
armónico con el entorno energético de Mabon es el objetivo de esta actividad.
La creación de unos elementos escenográficos sitúan el contexto de lo que se está
dramatizando enfocando la consciencia y atención, creando un ámbito de
percepción y apercepción significativa.
En Mabon, en el Equinoccio otoñal, se da
el tránsito de la vida extrovertida en relación con el mundo exterior (Yang) al
ámbito del mundo doméstico e interior (Yin). El exterior se hace
progresivamente inhóspito y es necesario adecuarse a una vida hogareña, de
mayor contacto y comunicación; al tiempo que se recoge la última cosecha y se
agradece a la Madre
Tierra por sus dones como ya hemos dicho anteriormente. Crear
en el hogar un ambiente que nos sitúe anímicamente con este fenómeno vivencial
de conexión con el espíritu del otoño y con la Madre Tierra. En las
orillas mediterráneas, estas fechas aún transcurren en un clima benigno en el
que aún se recogen las uvas, las granadas, los higos, los membrillos y las
castañas entre otros, todos ellos frutos típicos de fines de verano e inicio de
otoño, al tiempo que algunos montes se cubren de los tonos anaranjados y
rojizos de los madroños que simultáneamente florecen y maduran; y también es el
momento en que las setas silvestres afloran generando un ambiente mágico en el
campo y bosque. De la tradición americana nos llega, asimismo, la festividad de
la “Acción de gracias”,con la tradicional ornamentación de mazorcas de maíz de
diversos tipos y colores. Con todo ello tenemos enormes posibilidades de ideas
y materiales con los que ornamentar. La combinación de imágenes murales de
dibujos o fotografías del paisaje de la fecha más los motivos de frutos secos
como nueces, avellanas, almendras y castañas nos ofrecen un contexto evocativo;
las largas hojas del castaño y las amplias y recortadas de las higueras y las
vides se pueden agrupar y con ellas preparar hermosas composiciones, la
variedad enana de granado ofrece pequeñas granadas de tonos desde el amarillo
anaranjado al granate muy decorativas, constituyendo un elemento decorativo
apreciado que, a la vez, se conecta perfectamente con Mabon a través de la
alusión a Perséfore y los míticos granos de la granada. Igualmente contribuyen
a la ornamentación de la ocasión las diosas de la cosecha preparadas en
Lughnasadh y que, como entonces agradeciendo la Primera cosecha, sirven
igualmente ahora para agradecer la
Segunda.
Es labor de todo el conjunto familiar el
adornar la puerta principal, después cada cual puede hacer los adornos
pertinentes para decorar la puerta de su propia habitación.
El adorno tradicional de Norteamérica son
tres mazorcas de maíz entrelazadas que ya se venden preparadas. Aquí se pueden
combinar círculos hechos con tallos de vides silvestres en los que se insertan
pequeñas mazorcas, frutos secos y granadas grandes o pequeñas, así como
añadiendo hojas de castaño, plátano, vid o higuera. Los círculos o formas
curvas también se pueden hacer de tallos finos de sauce trenzados a los que se
insertan los detalles antedichos. Lo mismo que en otras actividades, lo
importante es que lo que constituya el adorno sea significativo para el grupo.
El material que se necesita para insertar
consiste en hilo de pescar y pegamento rápido. Si lo hacen los pequeños deben
estar bajo supervisión de adultos.
Otras sugerencias propias para añadir a la
base de adorno pueden ser las que siguen:
-
Tomando manzanas de
diversos tamaños, si las cortamos de forma transversal, su corazón tiene la
forma de una estrella de cinco puntas, símbolo de los cinco elementos celtas.
Si cortamos lonchas de un espesor de un centímetro obtendremos círculos con una
estrella de cinco puntas en su centro y de diversos diámetros. Estas lonchas
las colgamos, pinchándolas con alfiler enhebrado de hijo cerca de su borde, al
sol y el aire. Cuando se sequen quedarán muy bonitas. Luego con ellas se pueden
realizar colgantes y como collares muy decorativos.
-
Otra sugerencia ya
apuntada anteriormente es la de insertar collares
de maíz a la base previa.
de maíz a la base previa.
-
El añadirle plumas,
gemas, espejitos, nueces, semillas de diferentes tamaños sea corrientes o
exóticas; flores secas e hierbas de las que se recogieron e Litha también
pueden constituir bonitos adornos.
Además de los motivos que representan la
gratitud por la abundancia de la Madre Tierra, también es importante incluir
símbolos de todo aquello que se ha cosechado a lo largo de este año, sirva como
ejemplo el insertar un cochecito de juguete si durante el año se ha adquirido o
cambiado el vehículo familiar; o un dibujo de lavadora. Estos logros se pueden
modelar en arcilla o plastilina, o dibujarlos, o esculpirlos sobre madera o en
pirograbado. Si uno de los niños ha aprendido a escribir o leer se puede colgar
alguno de sus escritos; si se ha realizado algún viaje colocar alguna
fotografía o algún pequeño souvenir del mismo; y con imaginación se puede
representar simbólicamente los muchos bienes conseguidos durante el año
mostrando nuestra gratitud a la vida por los mismos ya sea gozados en colectivo
como en individual.
Es interesante colocar en el altar de
Mabon estos detalles de agradecimiento especial en el momento de efectuar el
ritual.
Asimismo, para enfatizar el ambiente otoñal
en el hogar, es común pegar hojas secas y de colores otoñales en los cristales
de las ventanas (por la parte interior).
Decoración de la mesa y creación de máscaras de Mabon
Siguiendo en la misma línea que en la actividad anterior de decorar puertas y
ventanas, ahora podemos proponemos crear la decoración de la mesa donde vamos a
comer o cenar celebrando Mabón. Esta comida es por sí mismo un rito como
veremos en actividades de familia y amigos, pera antes hay que crear el ambiente
que acompañe los platos y el banquete. Las tiras trenzadas de tallos con hojas
y frutos adheridos son buenas ideas, así como colocar tiras o círculos de
collares de maíz de los colores de la
Rueda medicinal. Pero además se pueden preparar algunos Candelabros de Mabon, como una sencilla
manualidad asequible a todos. Necesitamos cartón sobre el que trazar
circunferencias de unos 15
centímetros y luego recortar, un rollo de papel de
aluminio con el que luego forraremos estos círculos de cartón, lápiz, tijeras,
barita de cola, tubo de pegamento, hojas secas de diferentes tamaños que se
recogerán por el campo así como frutos pequeños otoñales tales como bellotas,
castañas, piñitas, nueces, avellanas, etc., y una vela de té por candelabro. En
una mesa de cuatro comensales con un candelabro y dos velas de té es
suficiente, pero si la mesa es más larga pueden necesitarse hasta 4 candelabros
de este tipo con una vela de té en cada uno.
Es una actividad en la que de un modo u
otro participaremos todos con ideas y ejecución. Empezamos dibujando en los
cartones los círculos de unos 15 centímetros de diámetro. Es mejor cartón de
caja que cartulina, por ser ésta más delgada y frágil. Una vez trazadas las
circunferencias se recortan; seguidamente hay que forrarlas cuidadosamente con
el papel de aluminio, para ello ponemos pegamento en la base del cartón y se va
forrando y presionando para que el papel de aluminio se pegue bien. Se hace con
las dos caras. Se elige la que ha quedado mejor como base del candelabro. Ahora
pegamos las hojas y frutos sobre el papel de aluminio dejando un pequeño
espacio en su centro donde colocar la vela de té, o en su caso, dos. Todas
serán diferentes y decorativas acompañándonos en la comida y cena.
Otra entrañable manualidad unida al
ambiente y contexto de Mabon, especialmente pensada para los niños y sus juegos
de Mabon, lleven o no disfraces de la celebración, es el preparar Máscaras de Mabon; otra sencilla manualidad
en la que, sin duda, querrán participar sus destinatarios.
Para hacerla
necesitamos cartulina del color preferido, hojas secas y de colores y algunos
pequeños frutos otoñales como bellotas o avellanas, o pequeñas piñitas, que
recogeremos en la caminata de recolección; pegamento, tijeras, lápiz, pincel y
goma elástica o cordelito. Se puede añadir además purpurina en gel o purpurina
normal para darle un brillo especial. Empezamos dibujando en las cartulinas un
antifaz del tamaño que se prefiera recordando abrir los agujeros para los ojos
y cerciorarse de que encajan las distancias con los del niño que la usará.
Seguidamente es importante colocar la gomilla elástica o cordel con la que se
la ceñirá en torno de la cabeza (considerar que debe quedar resistente para que
no se le rompa apenas empiece a jugar). Ahora pegamos las hojas y los frutos al
gusto. Así ya está, pero si se quiere se le puede añadir purpurina en gel o
usar purpurina normal y añadirla sobre cola blanca, que una vez seca será
transparente y dará mayor dureza a la máscara. Por supuesto también se pueden
hacer para adultos y así Participar todos del juego y la fiesta.
Así como en Ostara y Beltane se realizaban
coronas y guirnaldas con flores, ahora en Mabon se pueden realizar coronas de
ramas de encina con bellotas, que se pueden pegar, y si por el lugar hay, se
pueden añadir algunas flores de madroño, que florecen en estas fechas. Con las
máscaras y las coronas de Mabon
nuestros hijos disfrutarán tanto haciéndolas como utilizándolas.
Atuendo y corona de Mabon |
La realización de estas tres actividades
se puede hacer simultáneamente si la actividad se distribuye en tres grupos.
Ernesto Cabeza Salamó.
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