Actividades en grupo o familia de Mabon
"La Segunda Cosecha" "Inicio del Otoño"
3ª Parte
El grupo familiar o de amigos en Mabon
Acaba el verano, entramos en el otoño. A
nuestro alrededor se realizan las últimas cosechas del año. La Madre naturaleza nos ha mostrado
su poder protector y nutricio, nosotros los hemos recogido y le estamos
agradeciendo su generosidad. También nosotros hemos sido nutricios y generosos;
y también hemos recibido de la vida y de los demás. Ahora tendremos ocasión de
valorar lo que se nos ha concedido. Esto es lo que va a acompañarnos durante el
invierno que se nos aproxima; es nuestra cosecha personal.
Lo primero que vamos a realizar es, como
siempre, el respetuoso saludo a la Sagrada Rueda de la Vida, honrando las Ocho
Direcciones al modo tradicional; con ello nos sumergimos en un estado de
consciencia no-ordinaria y nuestra atención se centra en sus fenómenos. Este es el fin que
perseguimos, expandir nuestra consciencia y su fuerza, la atención, desde los
limitados confines de lo ordinario, mecánico y egotista hacia lo transpersonal,
sus fenómenos maravillosos y el misterio que somos y que nos rodea. Mabon es un
hermoso punto de inflexión, pues con él, el equinoccio, el mundo exterior se
empieza a apagar y debilitar y el contacto que con él establecemos es menor. Es
momento para considerar cuánto de ilusorio necesitamos para evitar nuestra auto
realización. Ahora que el bello y extrovertido festival de verano muere, qué
otros necesitamos crear, imaginar o adscribirnos para mantenernos en el engaño,
en la resistencia de contactar con aquello que realmente somos y no los sueños
con los que nos entretienen y capturan. La consciencia ordinaria es la propia
del mundo exterior, estereotipada, mecánica, ilusória y egotista; la
consciencia que lo trascendente, no-ordinaria, nos desvela secretos que sólo lo
son mientras no los contemplemos como fenómenos maravillosos. Isis se descubre
de sus velos. Situarnos en un estado de consciencia no-ordinario es el mejor
modo de aproximarse a Mabon y sus misterios. Convertir este fenómeno
equinoccial en una genuina iniciación sagrada. De hecho cada una de las Ocho
Puertas lo son y por ellas cruzamos cada año pudiendo descubrir cada vez algo
más profundo de sus misterios.
Cuando la festividad se celebra en
familia, es fácil armonizarse con ella vistiéndose con ropas de los colores del
otoño y sus motivos. Estampados otoñales de hojas encendidas o secas, alusiones
a las setas que prosperan en los bosques; los colores verde-oliva, los marrones
de las hojas caídas y de la tierra, los tonos amarillos dorados, rojizos,
anaranjados y hasta rosados de las hojas que aún permanecen en los árboles y
están a punto decaer. A los niños les puede gustar utilizar disfraces aludiendo
a sus significados y/o colocándose pulseras y collares de maíz o pins de madera
con formas de hojas, frutos otoñales, duendes y setas. Escuchando las leyendas
de Perséfore en la antigüedad y de Mabon fab Modron medieval quieran adecuar
sus indumentarias a estor personajes simbólicos. El antiguo mundo greco-romano
olímpico o esto otro algo más cercano de las leyendas artúricas relacionadas
con Mabon. El cambiar de indumentaria y de colores crea, asimismo, un contexto
no-ordinario en el que aparecen vivencias significativas.
Si en Lughnasadh el misterio se planteaba
con el entregarse a la muerte para que prosiga la vida, ahora todo a nuestro
alrededor está muriendo y en nuestro ser se encuentra el poder de la vida.
Mabon en una celda dentro de un oscuro castillo es recluido tras ser raptado al
poco de nacer. Perséfore asimismo es raptada y llevada al oscuro submundo. En
el Submundo, en la celda mítica del sombrío castillo, ambos personajes míticos
descubren y desarrollan su poder propio. Perséfore como hija de la Madre Tierra, Demeter; Mabon
como hijo de la Madre Tierra,
Modron.
En el retirarse al “mundo profundo”, a
aquello que permanece oscuro, por secreto, por desconocido, es lo que alude el
misterio y su descubrimiento es una inspiración, una iluminación y constituye
una iniciación transpersonal.
Con esto planteado y
dispuestos a ser dignos de acceder a su sabiduría empezamos a preparar el altar
que lo completaremos a lo largo de la jornada con nuestras exploraciones y
creaciones. Al preparar el altar nos aproximamos otra vez al significado de la Sagrada Rueda de la Vida y la estamos realizando
como un mándala. El altar es un lugar de poder, poder que nosotros le concedemos
con nuestro sentir y centrando la atención e intención. el altar es un lugar
que aumenta y concentra en un punto nuestro estado de consciencia, ese es su
poder.
De inmediato procedemos a realizar nuestra
primera actividad grupal, la de preparar entre todos collares de maíz. Como
dije en su apartado concreto, es una forma de regocijarse y celebrar el agradecimiento
por los dones de la
Naturaleza y también, por el hecho de realizar círculos con
colores, recordamos a la
Sagrada Rueda de la Vida. Contribuyen
a la ornamentación personal, de marcos de puertas y ventanas y es también un
elemento del altar.
De vuelta, aportando lo recogido, nos
disponemos a realizar otra actividad: el crear el amiente interior de Mabon. Con
el otoño la vitalidad del mundo exterior empieza a disminuir, a apagarse y el
tiempo se hace más fresco y gris; por ello su celebración, en vez de acontecer
en el exterior, se encauza en el interior de los hogares; por ello se hace
conveniente crear en él el contexto simbólico-vivencial que, en el caso de
Mabon, cosiste en señalar los lugares de contacto con el exterior: Puertas y
ventanas; para ello se trenzan los tallos de vid silvestre, o de sauce; y sobre
ellos se colocan los detalles distintivos y las largas tiras de collares de
maíz, dando en estos puntos de contacto entre el interior y exterior el
agradecimiento por el bien obtenido y que figuren como algo valioso dentro, en
el mundo personal; asimismo preparamos los candelabros otoñales que nos acompañarán
en el encuentro en la mesa y para nuestros niños de todas las edades, creando un
sentimiento festivo y lúdico, realizamos las máscaras y las coronas otoñales
que, unidas a la vestimenta de colores de Mabon completen el contexto y, en su
conjunto, señalen su misterio y su encanto como celebración de agradecimiento
Ahora podemos adentrarnos en la segunda
actividad consistente en preparar y realizar la comida de esta misteriosa
celebración. Entre todos los participantes con las funciones y
responsabilidades repartidas se cocinan los platos de Mabon, plenamente
conscientes de manejar los preciosos dones de la Madre Tierra y, como
Lughnasadh, plenamente conscientes de que mientras la vida de la cosecha se
sacrifica en la cocina, se va convirtiendo en lo que será nuestra propia vida.
Cada ingrediente en la preparación del menú es algo que muere o ha sido
sacrificado para nuestra vida; y tanto ello como nosotros somos hijos de la
diosa, lo que nos recuerda que lo que comemos está hermanado y se sacrifica por
nuestra vida. Después en la mesa, con los platos en ella, seamos conscientes de
que estamos alrededor de un altar y esta comida es, hoy, un rito especial. Un
bello acto sería entre todos tomarse de la mano y cada cual, en su turno,
manifieste su sentimiento de gratitud por la última cosecha y el sentir que la
entrada en el mágico otoño le produce.
Dejamos que la comida sea tranquila,
silenciosa y meditativa (si es posible) y amorosa. Al concluir la comida y
empezar la sobremesa, antes de que los niños deseen irse a jugar, brindemos por
la memoria de nuestros recientes difuntos. Tengamos presente que Mabon es la
“Puerta del Oeste”. La Puerta
del mundo del Misterio, de la época del oscuro misterio del mundo espiritual al
que acuden quienes dejan o han dejado este mundo tridimensional. Ahora contemos
a los niños la historia de Perséfore y los granos de granada, a todos les gusta
que se les cuente historias, pero esta vez la contaremos prescindiendo de los
aspectos infiltrados de tradición patriarcal (versión extraída del libro “La Magia de la Tierra” en el capítulo
dedicado a Mabon; de Cait Johnson y Maura D. Shaw):
“Érase
una vez una jovencita muy bella llamada Perséfore, cuya madre era Demeter, la Diosa de todo lo que crece.
A Demeter y a su hija les gustaba mucho estar juntas, y vivían en un mundo
donde siempre era verano-siempre florecían las plantas y el sol era cálido-.
Pero un día, mientras Perséfore estaba fuera con sus amigas recogiendo flores,
escuchó un trueno y sintió que el suelo temblaba bajo sus pies. El suelo se
abrió y apareció Hades, el Dios del Submundo, conduciendo un carro llevado por
caballos negros. Cogió a Perséfore y se la llevó dentro de la Tierra. El agujero se
cerró otra vez con un gran estruendo y todo lo que quedó de Perséfore fue un
ramo de flores que estaba cogiendo tirado en el suelo.
Aunque Demeter buscó por todos los lados, no pudo encontrar a su hija.
La buscó durante días y más días, demasiado preocupada como para comer y
bañarse. Tan grande era la pena de la madre que la Tierra empezó a enfriarse y
todo lo verde moría en los campos. No había comida y la gente pasaba hambre.
Mientras tanto, en el Submundo, Perséfore pronto se dio cuenta de que
hades no era tan terrible como parecía a primera vista. De hecho, ella lo podía
manejar con sólo un dedo meñique. Él había estado muy solo en el Submundo, y le
había dicho que su mayor esperanza era que ella se quedase a vivir con él.
Perséfore no sabía qué hacer. Echaba de menos a su madre y el mundo
brillante que existía sobre la Tierra. Pero
el oscuro y mágico poder de su nuevo status como Reina del Submundo –y su amor
por Hades- le daban razones para quedarse. Ella sentía que tenían un trabajo
importante que hacer en este profundo lugar.
Ahora bien, Perséfore sabía que si comía o bebía cualquier cosa en el
Submundo debería quedarse en él para siempre. Por eso no lo hizo, aunque Hades
le imploró y le rogó que aceptara un poco de comida, o un sorbo de bebida
.
Sobre la Tierra,
Demeter se había enterado finalmente de dónde estaba su hija. Ella pedía
furiosamente justicia, insistiendo en que le devolvieran a Perséfore. Al
escuchar estas demandas, Hades, tristemente volvió a poner sus caballos negros
ante el carro y se preparó para devolver a Perséfore. Pero antes de que se marchasen, él le ofreció una última
cosa: una granada madura y roja como la sangre. Mirándole directamente a los
ojos, Perséfore tomó sólo seis granos y se los comió, sonriendo un poco por el
dulce sabor de la pulpa y frunciendo las cejas ante lo amargo de la semilla
central.
Después se dirigieron hacia la superficie de la Tierra, gracias a una
brecha que se abrió en el suelo. Al reunirse de nuevo con su madre, Perséfore
corrió a echarse en sus brazos y todas las cosas se regocijaron y crecieron de
nuevo. Pero debido a los seis granos de granada que Perséfore había comido,
tuvo que regresar al Submundo junto a Hades durante seis meses cada año. Y el
regreso se produce en Mabon, el equinoccio de otoño, y el invierno cae entonces
en la Tierra. Y
con cada primavera, ella regresa junto a su madre, luciendo una corona de
flores de manzano, y la Tierra
vuelve a florecer.”
Dejemos que los niños comenten esta
historia mítica y relacionémosla con los seres queridos que ya no están con
nosotros. Que los niños brinden `por sus seres queridos o de los que tienen
noticias, pero ya no están con nosotros; asimismo se puede recordar a quienes
se han ido a otras regiones o tierras para vivir y ganarse la vida en ellas. Se
le pide a los niños que cuenten alguna anécdota o recuerdo que tengan de ellos
y, seguidamente, quedan libres de acudir a los juegos o quedarse con los
adultos que asimismo contarán recuerdos y anécdotas entrañables de los difuntos
de la familia. Acabaremos con un sentido brindis por ellos, por los viejos
tiempos y por la sabiduría que gracias a ellos y a lo vivido hemos adquirido y
que hoy también celebramos.
Tras la comida y sobremesa, lo justo para
realizar sin prisa lo propuesto, retiramos los platos y mientras los fregamos
tengamos presente que asimismo limpiamos nuestro ser de las adherencias de
egoísmo y de impurezas en nuestro espíritu.
Seguidamente volvemos a reunirnos entorno
a la mesa o de otro espacio y empezamos
a hacer las almohadas de sueños. Seamos plenamente conscientes de su finalidad
y del significado de las flores e hierbas que utilizamos y su función. Esta
misma noche, después de la cena y del baile de celebración las utilizaremos
para activar el soñar.
La
tarde va cayendo, el sol, en el exterior transita en su arco algo inclinado
hacia el sur en su descenso hacia el oeste, la dirección del crepúsculo. Ahora
vamos a prepararnos y realizar una intensa y profunda actividad interior
trascendente en la que vamos a, al menos, tratar de descubrir vidas pasadas.
Esta actividad no tiene que ser obligatoria, pero nadie debe desentenderse del
respeto y el inmenso misterio que entraña en los que así lo intenten. En la
rueda posterior cada cual comentará su sentir en el momento de la experiencia
y, si quiere, participarla al grupo, recordando el compromiso sagrado de no
divulgar fuera del grupo lo que en él acontezca de carácter personal en sus
participantes. Como la experiencia de recordar como otra personalidad una
existencia anterior es algo que suele remover mucho, ya no haremos más
actividades por hoy. Respetaremos el silencio y recogimiento de quien así lo
precise.
Y llegamos al crepúsculo, el equinoccial.
Hoy, justamente en estos momentos, el día y la noche se igualan. Es un momento
de perfecto equilibrio. Asistimos al crepúsculo, lo observamos con plena
consciencia, imaginamos o visualizamos como el sol, hundiéndose en el horizonte
se adentra en las profundidades de otro mundo misterioso, el de Hades, o el
Submundo. Cuando haya desaparecido su ígneo disco en el abismo arquetípico
empezaremos a preparar la hoguera de Mabon; que ya puede ser en el interior, en
la chimenea, pero puede depender del tiempo climatológico que haga. Al igual
que hemos hecho al mediodía, preparamos comunitariamente la cena y la
realizamos en una actitud semejante a la comida, solo que esta vez tendremos
presente de que algunos de nosotros hemos experimentado una vida y una muerte
dándonos cuenta de la relación causal entre las decisiones tomadas y el destino
consecuente. En una corta sobremesa se puede brindar por el misterio que supone
las personalidades pretéritas y las posibles futuras. Seguidamente levantamos la
mesa, la recogemos, fregamos los cacharros de acuerdo a la actitud de limpieza
asimismo en nuestro ser.
Ahora llega el momento de prender el fuego
de Mabon. Es el fuego de vida que arde y luce mientras se abisma en la
oscuridad, en la dimensión del misterio. Los unos a los otros nos pintamos las
caras de blanco y negro (luz y oscuridad), yang y yin; representando el
equilibrio entre lo complementario, la vida y la muerte, el día y la noche.
Contemplamos el fuego, meditamos, oramos y participamos sentimientos y
vivencias relevantes. Consideremos que nuestros hijos son la más importante
cosecha que hemos realizado y estamos realizando día a día con nuestro amor,
cuidado y vitalidad; y también debemos reconocer que nuestros hijos, como en
Perséfore, un día se irán para encontrar su propio poder. Hagamos al fuego
ofrendas de salvia y tabaco.
A continuación, siempre cerca del sagrado
fuego de Mabon, despejamos un espacio y tomando instrumentos improvisamos
ritmos que salgan del corazón, y mientras unos tocan los instrumentos o hacen
palmas, otros tratan de danzar la Sagrada
Rueda de la
Vida, que se hace en círculo. En ella se dramatizan las
etapas de la misma empezando con la dirección Norte, con el intento de existir,
el alumbramiento y la primera infancia. Todos miran hacia el Norte, luego
inventad pasos que os sugieran el inicio de la vida, cada cual de forma
individual y personal, pero luego de unos minutos, a señal de los músicos
tomarse de las manos y mientras se gira en el sentido de las agujas del reloj
efectuar una danza que manifieste la etapa infantil con su vitalidad, alegría y
entusiasmo por la vida. Luego, orientados al Este, la danza se centra en la adolescencia y juventud. Cada
cual expresa libremente en su danza propia lo que le surja al respecto y cuando
los que tocan dan la señal se vuelven a unir los danzantes de las manos y
celebran la etapa juvenil con su riqueza de sentimientos y de ilusiones por
experimentar. Una vez más los músicos dan la señal y la siguiente danza se
orienta al Sur, a la adultez, al mundo de la realización y del compromiso con
los demás y con la vida. Como antes cada cual expresa su experiencia adulta
libre e individualmente danzándola y, al toque de aviso, los danzantes se unen
de las manos y en círculo manifiestan la dimensión adulta de vivir la vida y
sus retos. Finalmente orientados al Oeste,
empezamos la danza de la ancianidad, la propia de Mabon que concluirá
con la muerte en la Puerta
de Samhain. Primero individualmente, luego todo el grupo tomado de las manos
danzando en círculo. Se hace ahora la otra ronza en la que los que antes
tocaban hacen ahora la danza mientras los antes danzantes ahora producen el
ritmo.
Más adelante puede pasarse a una danza
común, poniendo música de aparato, no olvidemos que estamos celebrando la
cosecha que, en muchas localidades, coincide con las fiestas mayores. Cuando
cada cual note que llega el momento de acostarse, se retira respetuosamente.
Antes de acostarse tomar algo de agua para facilitar el soñar. ¡Que tengáis
felices y ricos sueños!
El alba de Mabon debe esperarse con
expectación. Veamos el nacer del día. Contemplemos el Sol Naciente y apliquemos
la técnica de absorber la energía del sol. Tras ello se puede volver al
descanso alguna horita más o ya empezar las actividades del día.
Realizamos el desayuno comunitario
reencontrándonos tras el descenso al mundo del misterio en el dormir. Espontáneamente
pueden surgir comentarios acerca de sueños; pero ahora no es el momento de
profundizar en ello.
La primera actividad del día es preparar
el “bastón parlante” o los “bastones” si se hacen varios. En su realización
todos los implicados deben participar aportándole algo (un adorno, un gravado,
una idea, etc.) y cuando haya consenso con su finalización sólo nos queda
realizar la pequeña ceremonia de sacralización como ya se ha indicado en el apartado
de esta actividad.
Antes de proceder a su utilización haremos
el ritual ante el altar de Mabon. Nos
agrupamos entorno del altar de Mabon, ya pleno, y efectuamos su ritual. Cuando
vosotros lo hagáis no es necesario seguir una pauta en concreto, cada cual
puede idearlo conforme a su sentir, pero es útil que alguien haga de oficiante.
Sirva, por ello el que propongo a continuación como ejemplo, pero se
corresponde a mi sentir, quizá os inspire el vuestro personal. Recordemos que un rito es un
momento de consciencia amplificada, de comunión grupal y puede suponer una
experiencia iluminadora. Por ello debe ser sentido y no simplemente una
dramatización.
El ritual de Mabon.
Se
precisa un oficiante que se sepa el rito y lo sienta propio.
Lo
primero es la limpieza energética de la estancia si se hace en un interior, si
es en el exterior, este paso no es necesario, pues no hay adherencias
energéticas, a no ser que algún acontecimiento significante haya acontecido en
el lugar recientemente o históricamente. Al hacerlo visualizar que se ahuyenta
toda negatividad. En Ontoenergética lo hacemos sahumando el lugar con salvia,
copal o incienso de cedro.
Seguidamente,
con el mismo sahumador, o con un bastón de olor se purifica el oficiante y a todos
los participantes. Así se crea un sentimiento de pureza y favorece la entrada
en un estado de consciencia acrecentada.
Ahora
el oficiante se dirige al Norte, invoca al guardián del Norte, al Espíritu del
Aire y de todos los alados, Señor de la Mente Pura y del Espíritu del Guerrero.
Ahora
se dirige al Este, invoca al Guardián del Este, al Espíritu de la Luz y el Fuego y de todos los
seres de sangre fría que puebla la
Tierra, Señor de la Inspiración, de la Iluminación y
Creatividad y de la visión de la Verdad Interior.
Seguidamente
se dirige al Sur, invoca a la
Guardiana del Sur, a la Señora de la Vida y Naturaleza con todos sus seres vegetales y
de cuatro patas y sangre caliente, Señora del Amor, de la nutrición y Salud.
A
continuación se dirige al Oeste, invoca a la Guardiana del Oeste, a la Señora de todas las Aguas y
de todos los seres que las pueblan. Señora del Misterio, de lo insondable y
oculto, de la Otra
Realidad, de la
Puerta de la
Muerte; del depósito universal de la Sabiduría.
Seguidamente
se procede a la invocación por la festividad celebrada, a Mabon: Guardianes de
las Cuatro esquinas del mundo, en este día de Mabon, os invoco y convoco para
que protejáis este santuario y lo llenéis de vuestros poderes.
Ahora
invoca a “Todas nuestras Relaciones” con “Mitakuye Oyasin”, y a nuestros
ancestros, a nuestros parientes, amistades, comunidad y humanidad, a todos los
seres visibles e invisibles que nos acompañan en este mundo solicitando su
apoyo.
Hecho
esto se invoca a la Abuela
y Madre Tierra, esencia de todo cuanto es material y vive, que nos crea,
sustenta y ama. Declaramos ser uno con ella.
Y
finalmente se dirige al Gran Misterio, fuente de toda energía, consciencia y
vida; declarando aspirar a “ser uno con Él”. Luego el oficiante refuerza “Todo
es una Totalidad”. “Todo es Uno”. “Todo es Gran Misterio”.
Se
ha realizado un giro completo alrededor del altar, ahora se procede a realizar
otro convocando el poder y significado de las Ocho Puertas Sagradas de la Rueda Medicinal:
Convoco
el poder de la Puerta
de Yule, la del desafío, la de la
Voluntad e Intento de Vivir; concédenos tu poder en la
celebración de Mabon.
Convoco
el poder de la Puerta
de Imbolc, la de la aspiración al despertar de la consciencia, concédenos tu
poder en la celebración de Mabon.
Convoco
el poder de Puerta de Ostara, la de la inspiración y creatividad; concédenos tu
poder en la celebración de Mabon.
Convoco
el poder de la Puerta
de Beltane, la de la energía vital de la fertilidad y sexo; concédenos tu poder
en la celebración de Mabon.
Convoco
el poder de la Puerta
de Litha, la de la energía del Amor y plenitud, concedeos tu poder en la
celebración de Mabon. Celebramos y potenciamos tu poder para que lo extiendas
por todo el mundo.
Convoco
el poder de la Puerta
de Lughnasah, la puerta del amor sabio, leal y fiel, concédenos tu poder en la
celebración de Mabon.
Hoy
convocados en la Puerta
de Mabon, la puerta del Misterio, sabiduría y desapego; celebramos y
potenciamos tu poder para que lo extiendas por todo el mundo.
Y,
finalmente convoco el poder de la
Puerta de Samhain, la puerta de la Muerte y Eternidad;
concédenos tu poder en la celebración de Mabon
Que
vuestra presencia proteja y purifique las Ocho Puertas y todas ellas nos
aporten su fuerza y poder.
A
continuación enciendo el fuego del altar, situado en el caldero del sureste y
la vela.
Ahora
tomo la cesta o recipiente de las hojas y las dejo caer sobre el altar mientras
giro en el sentido de las agujas del reloj esparciéndolas mientras digo:
“Hoy
es día de equilibrio, a partir de hoy será el tiempo en que las hojas caen y
los días se enfrían; los últimos frutos maduran y las semillas caen.
La Naturaleza se despoja de su verde atuendo mientras el sol se dirige al
Oeste, al lugar del Misterio.
Me
dirijo a las Cuatro direcciones y sus guardianes:
-
Cuatro Esquinas del mundo,
ayudadnos a obtener la paz.
-
Guardián del Norte, con tu
aire barre nuestra importancia persona, que podamos obtener la consciencia pura
(soplo el aliento con agua floral por el altar y presentes).
-
Guardián del Este, quema
nuestro temor y que nazca nuestra verdad. (Todos hacen una ofrenda de salvia al
fuego).
-
Guardiana del Sur, concédenos
tu abundancia, tu amor y cuidado y recibe nuestra ofrenda floral (cada cual
deja una pequeña flor en el altar).
-
Guardiana del Oeste, riega con el agua purificadora el mundo
desvelando el asombro de tu misterio (Se salpica el altar y a los presentes con
algo de agua del altar).
-
Y a todos nuestros ancestros,
las generaciones venideras y a todos los seres visibles e invisibles que comparten
con nosotros este mundo. Apoyadnos para que la plenitud y armonía acontezca.
Ahora me
dirijo al altar de Mabon y digo:
“Padre
Sol, ingresas en el mundo de la oscuridad acortando los días y alargando las
noches. Madre Tierra, sin tu amado languideces
y envejeces perdiendo la vida. Toda la naturaleza se estremece con vuestra
ausencia.
Es tiempo
de enfrentar el desafío del Misterio.
Mientras
el mundo se apaga y muere despojémonos de nuestros apegos en busca de la
sabiduría. He sembrado con mis deseos y decisiones; he cosechado de mis
acciones sus frutos dulces y amargos.
Concededme coraje para sembrar semillas de alegría y amor en este año
venidero y así contribuir a erradicar de este mundo la miseria y el odio. Desveladme,
desde el misterio del Oeste, los secretos de la existencia sabia.
Guardiana
del Oeste, Señora del océano y de la muerte despójame de cualquier apego, hazme
ligero de espíritu, desvanece el temor a enfrentar tu misterio. Autorízame el
entrar en ti y así descubrir mi genuino poder.”
Ahora nos
sentamos y meditamos acerca del envejecimiento, el desapego y la muerte; todo
ello necesario para el renacimiento. Permanecemos así unos momentos en estado
meditativo.
Y
nuevamente me dirijo al altar para realizar el cierre diciendo:
-
Agradezco a los Siete poderes
de la Sagrada Rueda de la Vida:
-
Gracias Guardián del Norte,
por tu espíritu guerrero.
-
Gracias Guardián del Este,
por tu luz e iluminación.
-
Gracias Guardiana del Sur por
tu amor, abundancia y Salud.
-
Gracias Guardiana del Oeste
por tu sabiduría y misterio.
-
Gracias a los antepasados y
demás seres que compartís este mundo por vuestro apoyo.
-
Gracias Abuela Tierra por
concedernos y cuidar nuestra vida.
-
Gracias Gran Misterio por
darnos vida y consciencia.
Y ahora
dirigiéndome a los presentes:
-
Que el poder de Mabon nos
acompañe y permita vivir conforme al Misterio. Que nuestras generaciones
venideras puedan seguir asimismo la Sagrada Senda de la Vida.
Apago
las velas y prosigo:
-
Mitakuye Oyasin. – Todos contestan: Ahó.
Dejo que el fuego siga ardiendo junto al
incienso mientras abandonamos el lugar.
Ahora sí estamos en condiciones de proceder
con la utilización del “Bastón parlante”. No voy a exponerlo aquí, porque ya se
ha explicado al principio. Reunidos en círculo, se procederá abordando los
posibles temas relacionados con la celebración de Mabon. Por un lado tenemos
los sueños de la noche, tenemos las vivencias de las anteriores experiencias,
tenemos los sentimientos y comprensiones que a lo largo del encuentro se han
producido, tenemos los sentimientos que deseamos aportar a los que nos rodean,
tenemos los asuntos personales o problemas que se quieran compartir con el
grupo.
Finalmente Con el ánimo de auto aceptación y de mutuo
reconocimiento aportado por esta última actividad, todos reunidos vamos a tomar
los instrumentos naturales y dispongámonos para agradecer y celebrar nuestro
mutuo apoyo en esta festividad de Mabon. Ahora dejemos brotar nuestro sentir de
modo lúdico y divertido a través de la libre expresión de ritmos, cantos y
bailes centrando nuestra conexión con la Madre Tierra en su generosa
entrega con la cosecha. Exterioricémoslo
mediante nuestros ritmos, cantos y bailes compartiéndolo con todas nuestras
relaciones.
Sintamos
el entrañable sentimiento de finitud al final del encuentro, abracémonos,
despidiéndonos y mantengamos en nuestro corazón toda vivencia obtenida con su
sabiduría adquirida.
Aquí doy por concluido este ensayo dedicado a la
festividad de Mabon.
¡Que la integridad, la autenticidad, la salud, la
abundancia y la sabiduría florezca en nuestro ser ahora y siempre!
¡Así sea!
Ernesto Cabeza Salamó
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