miércoles, 11 de septiembre de 2013

Actividades en grupo o familia de Mabon 3ª Parte: "La Segunda Cosecha" "Inicio de Otoño"


Actividades en grupo o familia de Mabon
"La Segunda Cosecha" "Inicio del Otoño"
3ª Parte 


El grupo familiar o de amigos en Mabon


     Acaba el verano, entramos en el otoño. A nuestro alrededor se realizan las últimas cosechas del año. La Madre naturaleza nos ha mostrado su poder protector y nutricio, nosotros los hemos recogido y le estamos agradeciendo su generosidad. También nosotros hemos sido nutricios y generosos; y también hemos recibido de la vida y de los demás. Ahora tendremos ocasión de valorar lo que se nos ha concedido. Esto es lo que va a acompañarnos durante el invierno que se nos aproxima; es nuestra cosecha personal.

           Lo primero que vamos a realizar es, como siempre, el respetuoso saludo a la Sagrada Rueda de la Vida, honrando las Ocho Direcciones al modo tradicional; con ello nos sumergimos en un estado de consciencia no-ordinaria y nuestra atención se centra  en sus fenómenos. Este es el fin que perseguimos, expandir nuestra consciencia y su fuerza, la atención, desde los limitados confines de lo ordinario, mecánico y egotista hacia lo transpersonal, sus fenómenos maravillosos y el misterio que somos y que nos rodea. Mabon es un hermoso punto de inflexión, pues con él, el equinoccio, el mundo exterior se empieza a apagar y debilitar y el contacto que con él establecemos es menor. Es momento para considerar cuánto de ilusorio necesitamos para evitar nuestra auto realización. Ahora que el bello y extrovertido festival de verano muere, qué otros necesitamos crear, imaginar o adscribirnos para mantenernos en el engaño, en la resistencia de contactar con aquello que realmente somos y no los sueños con los que nos entretienen y capturan. La consciencia ordinaria es la propia del mundo exterior, estereotipada, mecánica, ilusória y egotista; la consciencia que lo trascendente, no-ordinaria, nos desvela secretos que sólo lo son mientras no los contemplemos como fenómenos maravillosos. Isis se descubre de sus velos. Situarnos en un estado de consciencia no-ordinario es el mejor modo de aproximarse a Mabon y sus misterios. Convertir este fenómeno equinoccial en una genuina iniciación sagrada. De hecho cada una de las Ocho Puertas lo son y por ellas cruzamos cada año pudiendo descubrir cada vez algo más profundo de sus misterios.

           Cuando la festividad se celebra en familia, es fácil armonizarse con ella vistiéndose con ropas de los colores del otoño y sus motivos. Estampados otoñales de hojas encendidas o secas, alusiones a las setas que prosperan en los bosques; los colores verde-oliva, los marrones de las hojas caídas y de la tierra, los tonos amarillos dorados, rojizos, anaranjados y hasta rosados de las hojas que aún permanecen en los árboles y están a punto decaer. A los niños les puede gustar utilizar disfraces aludiendo a sus significados y/o colocándose pulseras y collares de maíz o pins de madera con formas de hojas, frutos otoñales, duendes y setas. Escuchando las leyendas de Perséfore en la antigüedad y de Mabon fab Modron medieval quieran adecuar sus indumentarias a estor personajes simbólicos. El antiguo mundo greco-romano olímpico o esto otro algo más cercano de las leyendas artúricas relacionadas con Mabon. El cambiar de indumentaria y de colores crea, asimismo, un contexto no-ordinario en el que aparecen vivencias significativas.





           Si en Lughnasadh el misterio se planteaba con el entregarse a la muerte para que prosiga la vida, ahora todo a nuestro alrededor está muriendo y en nuestro ser se encuentra el poder de la vida. Mabon en una celda dentro de un oscuro castillo es recluido tras ser raptado al poco de nacer. Perséfore asimismo es raptada y llevada al oscuro submundo. En el Submundo, en la celda mítica del sombrío castillo, ambos personajes míticos descubren y desarrollan su poder propio. Perséfore como hija de la Madre Tierra, Demeter; Mabon como hijo de la Madre Tierra, Modron.

          En el retirarse al “mundo profundo”, a aquello que permanece oscuro, por secreto, por desconocido, es lo que alude el misterio y su descubrimiento es una inspiración, una iluminación y constituye una iniciación transpersonal.

           Con esto planteado y dispuestos a ser dignos de acceder a su sabiduría empezamos a preparar el altar que lo completaremos a lo largo de la jornada con nuestras exploraciones y creaciones. Al preparar el altar nos aproximamos otra vez al significado de la Sagrada Rueda de la Vida y la estamos realizando como un mándala. El altar es un lugar de poder, poder que nosotros le concedemos con nuestro sentir y centrando la atención e intención. el altar es un lugar que aumenta y concentra en un punto nuestro estado de consciencia, ese es su poder.

 
          De inmediato procedemos a realizar nuestra primera actividad grupal, la de preparar entre todos collares de maíz. Como dije en su apartado concreto, es una forma de regocijarse y celebrar el agradecimiento por los dones de la Naturaleza y también, por el hecho de realizar círculos con colores, recordamos a la Sagrada Rueda de la Vida. Contribuyen a la ornamentación personal, de marcos de puertas y ventanas y es también un elemento del altar.

Para poder completar el altar y realizar algunas de las siguientes actividades debemos realizar una caminata de exploración y recolección. Necesitamos recoger hojas secas y coloreadas de la estación, frutos silvestres de la estación como bellotas, castañas, nueces, piñas, avellanas, frutos del rosal silvestre o frutos de madroño. Ramas flexibles y largas de sauce o de enredaderas o de vides silvestres para trenzar, donde insertar hojas, frutos y demás motivos ornamentales de Mabon. Podemos encontrar algunas setas comestibles con las que celebrar asimismo la vida y la generosidad de la madre Tierra y, además, cosechar algunas plantas medicinales para nuestra propia salud y bienestar. Rreitero, como tantas veces, que este caminar debe ser consciente, que nos movemos a través de la Madre Tierra, un ser sagrado, una auténtica diosa dadora y mantenedora de la vida; seamos portadores de nuestro tabaco como ofrenda de agradecimiento por sus dones y al espíritu de las plantas por su abnegada entrega. Sintámonos plenamente conscientes del contacto con ella y de estar formado parte de ella; que todos nuestros sentidos están despiertos y démonos cuenta, en todo momento, del olor, de los innumerables sonidos que la propia vida genera, del contacto de nuestras manos tocándola, tomándola, acariciándola y de que caminamos amorosamente sobre ella; y finalmente veamos el impresionante despliegue de colores y matices que muestra en sí y en sus criaturas.   

           De vuelta, aportando lo recogido, nos disponemos a realizar otra actividad: el crear el amiente interior de Mabon. Con el otoño la vitalidad del mundo exterior empieza a disminuir, a apagarse y el tiempo se hace más fresco y gris; por ello su celebración, en vez de acontecer en el exterior, se encauza en el interior de los hogares; por ello se hace conveniente crear en él el contexto simbólico-vivencial que, en el caso de Mabon, cosiste en señalar los lugares de contacto con el exterior: Puertas y ventanas; para ello se trenzan los tallos de vid silvestre, o de sauce; y sobre ellos se colocan los detalles distintivos y las largas tiras de collares de maíz, dando en estos puntos de contacto entre el interior y exterior el agradecimiento por el bien obtenido y que figuren como algo valioso dentro, en el mundo personal; asimismo preparamos los candelabros otoñales que nos acompañarán en el encuentro en la mesa y para nuestros niños de todas las edades, creando un sentimiento festivo y lúdico, realizamos las máscaras y las coronas otoñales que, unidas a la vestimenta de colores de Mabon completen el contexto y, en su conjunto, señalen su misterio y su encanto como celebración de agradecimiento 

     Ahora podemos adentrarnos en la segunda actividad consistente en preparar y realizar la comida de esta misteriosa celebración. Entre todos los participantes con las funciones y responsabilidades repartidas se cocinan los platos de Mabon, plenamente conscientes de manejar los preciosos dones de la Madre Tierra y, como Lughnasadh, plenamente conscientes de que mientras la vida de la cosecha se sacrifica en la cocina, se va convirtiendo en lo que será nuestra propia vida. Cada ingrediente en la preparación del menú es algo que muere o ha sido sacrificado para nuestra vida; y tanto ello como nosotros somos hijos de la diosa, lo que nos recuerda que lo que comemos está hermanado y se sacrifica por nuestra vida. Después en la mesa, con los platos en ella, seamos conscientes de que estamos alrededor de un altar y esta comida es, hoy, un rito especial. Un bello acto sería entre todos tomarse de la mano y cada cual, en su turno, manifieste su sentimiento de gratitud por la última cosecha y el sentir que la entrada en el mágico otoño le produce.

          Dejamos que la comida sea tranquila, silenciosa y meditativa (si es posible) y amorosa. Al concluir la comida y empezar la sobremesa, antes de que los niños deseen irse a jugar, brindemos por la memoria de nuestros recientes difuntos. Tengamos presente que Mabon es la “Puerta del Oeste”. La Puerta del mundo del Misterio, de la época del oscuro misterio del mundo espiritual al que acuden quienes dejan o han dejado este mundo tridimensional. Ahora contemos a los niños la historia de Perséfore y los granos de granada, a todos les gusta que se les cuente historias, pero esta vez la contaremos prescindiendo de los aspectos infiltrados de tradición patriarcal  (versión extraída del libro “La Magia de la Tierra” en el capítulo dedicado a Mabon; de Cait Johnson y Maura D. Shaw):


Perséfore
Demeter
 
     “Érase una vez una jovencita muy bella llamada Perséfore, cuya madre era Demeter, la Diosa de todo lo que crece. A Demeter y a su hija les gustaba mucho estar juntas, y vivían en un mundo donde siempre era verano-siempre florecían las plantas y el sol era cálido-. Pero un día, mientras Perséfore estaba fuera con sus amigas recogiendo flores, escuchó un trueno y sintió que el suelo temblaba bajo sus pies. El suelo se abrió y apareció Hades, el Dios del Submundo, conduciendo un carro llevado por caballos negros. Cogió a Perséfore y se la llevó dentro de la Tierra. El agujero se cerró otra vez con un gran estruendo y todo lo que quedó de Perséfore fue un ramo de flores que estaba cogiendo tirado en el suelo.




 
         Aunque Demeter buscó por todos los lados, no pudo encontrar a su hija. La buscó durante días y más días, demasiado preocupada como para comer y bañarse. Tan grande era la pena de la madre que la Tierra empezó a enfriarse y todo lo verde moría en los campos. No había comida y la gente pasaba hambre.
    Mientras tanto, en el Submundo, Perséfore pronto se dio cuenta de que hades no era tan terrible como parecía a primera vista. De hecho, ella lo podía manejar con sólo un dedo meñique. Él había estado muy solo en el Submundo, y le había dicho que su mayor esperanza era que ella se quedase a vivir con él.
     Perséfore no sabía qué hacer. Echaba de menos a su madre y el mundo brillante que existía sobre la Tierra. Pero el oscuro y mágico poder de su nuevo status como Reina del Submundo –y su amor por Hades- le daban razones para quedarse. Ella sentía que tenían un trabajo importante que hacer en este profundo lugar.

          Ahora bien, Perséfore sabía que si comía o bebía cualquier cosa en el Submundo debería quedarse en él para siempre. Por eso no lo hizo, aunque Hades le imploró y le rogó que aceptara un poco de comida, o un sorbo de bebida
.
          Sobre la Tierra, Demeter se había enterado finalmente de dónde estaba su hija. Ella pedía furiosamente justicia, insistiendo en que le devolvieran a Perséfore. Al escuchar estas demandas, Hades, tristemente volvió a poner sus caballos negros ante el carro y se preparó para devolver a Perséfore. Pero antes de  que se marchasen, él le ofreció una última cosa: una granada madura y roja como la sangre. Mirándole directamente a los ojos, Perséfore tomó sólo seis granos y se los comió, sonriendo un poco por el dulce sabor de la pulpa y frunciendo las cejas ante lo amargo de la semilla central.

           Después se dirigieron hacia la superficie de la Tierra, gracias a una brecha que se abrió en el suelo. Al reunirse de nuevo con su madre, Perséfore corrió a echarse en sus brazos y todas las cosas se regocijaron y crecieron de nuevo. Pero debido a los seis granos de granada que Perséfore había comido, tuvo que regresar al Submundo junto a Hades durante seis meses cada año. Y el regreso se produce en Mabon, el equinoccio de otoño, y el invierno cae entonces en la Tierra. Y con cada primavera, ella regresa junto a su madre, luciendo una corona de flores de manzano, y la Tierra vuelve a florecer.”

          Dejemos que los niños comenten esta historia mítica y relacionémosla con los seres queridos que ya no están con nosotros. Que los niños brinden `por sus seres queridos o de los que tienen noticias, pero ya no están con nosotros; asimismo se puede recordar a quienes se han ido a otras regiones o tierras para vivir y ganarse la vida en ellas. Se le pide a los niños que cuenten alguna anécdota o recuerdo que tengan de ellos y, seguidamente, quedan libres de acudir a los juegos o quedarse con los adultos que asimismo contarán recuerdos y anécdotas entrañables de los difuntos de la familia. Acabaremos con un sentido brindis por ellos, por los viejos tiempos y por la sabiduría que gracias a ellos y a lo vivido hemos adquirido y que hoy también celebramos.

          Tras la comida y sobremesa, lo justo para realizar sin prisa lo propuesto, retiramos los platos y mientras los fregamos tengamos presente que asimismo limpiamos nuestro ser de las adherencias de egoísmo y de impurezas en nuestro espíritu.

        Seguidamente volvemos a reunirnos entorno a la mesa o de otro  espacio y empezamos a hacer las almohadas de sueños. Seamos plenamente conscientes de su finalidad y del significado de las flores e hierbas que utilizamos y su función. Esta misma noche, después de la cena y del baile de celebración las utilizaremos para activar el soñar.

            La tarde va cayendo, el sol, en el exterior transita en su arco algo inclinado hacia el sur en su descenso hacia el oeste, la dirección del crepúsculo. Ahora vamos a prepararnos y realizar una intensa y profunda actividad interior trascendente en la que vamos a, al menos, tratar de descubrir vidas pasadas. Esta actividad no tiene que ser obligatoria, pero nadie debe desentenderse del respeto y el inmenso misterio que entraña en los que así lo intenten. En la rueda posterior cada cual comentará su sentir en el momento de la experiencia y, si quiere, participarla al grupo, recordando el compromiso sagrado de no divulgar fuera del grupo lo que en él acontezca de carácter personal en sus participantes. Como la experiencia de recordar como otra personalidad una existencia anterior es algo que suele remover mucho, ya no haremos más actividades por hoy. Respetaremos el silencio y recogimiento de quien así lo precise.

 
     Y llegamos al crepúsculo, el equinoccial. Hoy, justamente en estos momentos, el día y la noche se igualan. Es un momento de perfecto equilibrio. Asistimos al crepúsculo, lo observamos con plena consciencia, imaginamos o visualizamos como el sol, hundiéndose en el horizonte se adentra en las profundidades de otro mundo misterioso, el de Hades, o el Submundo. Cuando haya desaparecido su ígneo disco en el abismo arquetípico empezaremos a preparar la hoguera de Mabon; que ya puede ser en el interior, en la chimenea, pero puede depender del tiempo climatológico que haga. Al igual que hemos hecho al mediodía, preparamos comunitariamente la cena y la realizamos en una actitud semejante a la comida, solo que esta vez tendremos presente de que algunos de nosotros hemos experimentado una vida y una muerte dándonos cuenta de la relación causal entre las decisiones tomadas y el destino consecuente. En una corta sobremesa se puede brindar por el misterio que supone las personalidades pretéritas y las posibles futuras. Seguidamente levantamos la mesa, la recogemos, fregamos los cacharros de acuerdo a la actitud de limpieza asimismo en nuestro ser.



          Ahora llega el momento de prender el fuego de Mabon. Es el fuego de vida que arde y luce mientras se abisma en la oscuridad, en la dimensión del misterio. Los unos a los otros nos pintamos las caras de blanco y negro (luz y oscuridad), yang y yin; representando el equilibrio entre lo complementario, la vida y la muerte, el día y la noche. Contemplamos el fuego, meditamos, oramos y participamos sentimientos y vivencias relevantes. Consideremos que nuestros hijos son la más importante cosecha que hemos realizado y estamos realizando día a día con nuestro amor, cuidado y vitalidad; y también debemos reconocer que nuestros hijos, como en Perséfore, un día se irán para encontrar su propio poder. Hagamos al fuego ofrendas de salvia y tabaco.

     A continuación, siempre cerca del sagrado fuego de Mabon, despejamos un espacio y tomando instrumentos improvisamos ritmos que salgan del corazón, y mientras unos tocan los instrumentos o hacen palmas, otros tratan de danzar la Sagrada Rueda de la Vida, que se hace en círculo. En ella se dramatizan las etapas de la misma empezando con la dirección Norte, con el intento de existir, el alumbramiento y la primera infancia. Todos miran hacia el Norte, luego inventad pasos que os sugieran el inicio de la vida, cada cual de forma individual y personal, pero luego de unos minutos, a señal de los músicos tomarse de las manos y mientras se gira en el sentido de las agujas del reloj efectuar una danza que manifieste la etapa infantil con su vitalidad, alegría y entusiasmo por la vida. Luego, orientados al Este, la danza se  centra en la adolescencia y juventud. Cada cual expresa libremente en su danza propia lo que le surja al respecto y cuando los que tocan dan la señal se vuelven a unir los danzantes de las manos y celebran la etapa juvenil con su riqueza de sentimientos y de ilusiones por experimentar. Una vez más los músicos dan la señal y la siguiente danza se orienta al Sur, a la adultez, al mundo de la realización y del compromiso con los demás y con la vida. Como antes cada cual expresa su experiencia adulta libre e individualmente danzándola y, al toque de aviso, los danzantes se unen de las manos y en círculo manifiestan la dimensión adulta de vivir la vida y sus retos. Finalmente orientados al Oeste,  empezamos la danza de la ancianidad, la propia de Mabon que concluirá con la muerte en la Puerta de Samhain. Primero individualmente, luego todo el grupo tomado de las manos danzando en círculo. Se hace ahora la otra ronza en la que los que antes tocaban hacen ahora la danza mientras los antes danzantes ahora producen el ritmo.

          Más adelante puede pasarse a una danza común, poniendo música de aparato, no olvidemos que estamos celebrando la cosecha que, en muchas localidades, coincide con las fiestas mayores. Cuando cada cual note que llega el momento de acostarse, se retira respetuosamente. Antes de acostarse tomar algo de agua para facilitar el soñar. ¡Que tengáis felices y ricos sueños!


         El alba de Mabon debe esperarse con expectación. Veamos el nacer del día. Contemplemos el Sol Naciente y apliquemos la técnica de absorber la energía del sol. Tras ello se puede volver al descanso alguna horita más o ya empezar las actividades del día.
     Realizamos el desayuno comunitario reencontrándonos tras el descenso al mundo del misterio en el dormir. Espontáneamente pueden surgir comentarios acerca de sueños; pero ahora no es el momento de profundizar en ello.

          La primera actividad del día es preparar el “bastón parlante” o los “bastones” si se hacen varios. En su realización todos los implicados deben participar aportándole algo (un adorno, un gravado, una idea, etc.) y cuando haya consenso con su finalización sólo nos queda realizar la pequeña ceremonia de sacralización como ya se ha indicado en el apartado de esta actividad.

     Antes de proceder a su utilización haremos el ritual ante el altar de Mabon. Nos agrupamos entorno del altar de Mabon, ya pleno, y efectuamos su ritual. Cuando vosotros lo hagáis no es necesario seguir una pauta en concreto, cada cual puede idearlo conforme a su sentir, pero es útil que alguien haga de oficiante. Sirva, por ello el que propongo a continuación como ejemplo, pero se corresponde a mi sentir, quizá os inspire el vuestro  personal. Recordemos que un rito es un momento de consciencia amplificada, de comunión grupal y puede suponer una experiencia iluminadora. Por ello debe ser sentido y no simplemente una dramatización.


 

El ritual de Mabon.


Se precisa un oficiante que se sepa el rito y lo sienta propio.
Lo primero es la limpieza energética de la estancia si se hace en un interior, si es en el exterior, este paso no es necesario, pues no hay adherencias energéticas, a no ser que algún acontecimiento significante haya acontecido en el lugar recientemente o históricamente. Al hacerlo visualizar que se ahuyenta toda negatividad. En Ontoenergética lo hacemos sahumando el lugar con salvia, copal o incienso de cedro.
Seguidamente, con el mismo sahumador, o con un bastón de olor se purifica el oficiante y a todos los participantes. Así se crea un sentimiento de pureza y favorece la entrada en un estado de consciencia acrecentada.
Ahora el oficiante se dirige al Norte, invoca al guardián del Norte, al Espíritu del Aire y de todos los alados, Señor de la Mente Pura y del Espíritu del Guerrero.
Ahora se dirige al Este, invoca al Guardián del Este, al Espíritu de la Luz y el Fuego y de todos los seres de sangre fría que puebla la Tierra, Señor de la Inspiración, de la Iluminación y Creatividad y de la visión de la Verdad Interior.
Seguidamente se dirige al Sur, invoca a la Guardiana del Sur, a la Señora de la Vida y Naturaleza con todos sus seres vegetales y de cuatro patas y sangre caliente, Señora del Amor, de la nutrición y Salud.
A continuación se dirige al Oeste, invoca a la Guardiana del Oeste, a la Señora de todas las Aguas y de todos los seres que las pueblan. Señora del Misterio, de lo insondable y oculto, de la Otra Realidad, de la Puerta de la Muerte; del depósito universal de la Sabiduría.
Seguidamente se procede a la invocación por la festividad celebrada, a Mabon: Guardianes de las Cuatro esquinas del mundo, en este día de Mabon, os invoco y convoco para que protejáis este santuario y lo llenéis de vuestros poderes.
Ahora invoca a “Todas nuestras Relaciones” con “Mitakuye Oyasin”, y a nuestros ancestros, a nuestros parientes, amistades, comunidad y humanidad, a todos los seres visibles e invisibles que nos acompañan en este mundo solicitando su apoyo.
Hecho esto se invoca a la Abuela y Madre Tierra, esencia de todo cuanto es material y vive, que nos crea, sustenta y ama. Declaramos ser uno con ella.
Y finalmente se dirige al Gran Misterio, fuente de toda energía, consciencia y vida; declarando aspirar a “ser uno con Él”. Luego el oficiante refuerza “Todo es una Totalidad”. “Todo es Uno”. “Todo es Gran Misterio”.

Se ha realizado un giro completo alrededor del altar, ahora se procede a realizar otro convocando el poder y significado de las Ocho Puertas Sagradas de la Rueda Medicinal:
Convoco el poder de la Puerta de Yule, la del desafío, la de la Voluntad e Intento de Vivir; concédenos tu poder en la celebración de Mabon.
Convoco el poder de la Puerta de Imbolc, la de la aspiración al despertar de la consciencia, concédenos tu poder en la celebración de Mabon.
Convoco el poder de Puerta de Ostara, la de la inspiración y creatividad; concédenos tu poder en la celebración de Mabon.
Convoco el poder de la Puerta de Beltane, la de la energía vital de la fertilidad y sexo; concédenos tu poder en la celebración de Mabon.
Convoco el poder de la Puerta de Litha, la de la energía del Amor y plenitud, concedeos tu poder en la celebración de Mabon. Celebramos y potenciamos tu poder para que lo extiendas por todo el mundo.
Convoco el poder de la Puerta de Lughnasah, la puerta del amor sabio, leal y fiel, concédenos tu poder en la celebración de Mabon.
Hoy convocados en la Puerta de Mabon, la puerta del Misterio, sabiduría y desapego; celebramos y potenciamos tu poder para que lo extiendas por todo el mundo.
Y, finalmente convoco el poder de la Puerta de Samhain, la puerta de la Muerte y Eternidad; concédenos tu poder en la celebración de Mabon
Que vuestra presencia proteja y purifique las Ocho Puertas y todas ellas nos aporten su fuerza y poder.
  
    A continuación enciendo el fuego del altar, situado en el caldero del sureste y la vela.
    Ahora tomo la cesta o recipiente de las hojas y las dejo caer sobre el altar mientras giro en el sentido de las agujas del reloj esparciéndolas mientras digo:
“Hoy es día de equilibrio, a partir de hoy será el tiempo en que las hojas caen y los días se enfrían; los últimos frutos maduran y las semillas caen.
La Naturaleza se despoja de su verde atuendo mientras el sol se dirige al Oeste, al lugar del Misterio.
Me dirijo a las Cuatro direcciones y sus guardianes:
-          Cuatro Esquinas del mundo, ayudadnos a obtener la paz.
-          Guardián del Norte, con tu aire barre nuestra importancia persona, que podamos obtener la consciencia pura (soplo el aliento con agua floral por el altar y presentes).
-          Guardián del Este, quema nuestro temor y que nazca nuestra verdad. (Todos hacen una ofrenda de salvia al fuego).
-          Guardiana del Sur, concédenos tu abundancia, tu amor y cuidado y recibe nuestra ofrenda floral (cada cual deja una pequeña flor en el altar).
-          Guardiana del Oeste,  riega con el agua purificadora el mundo desvelando el asombro de tu misterio (Se salpica el altar y a los presentes con algo de agua del altar).
-          Y a todos nuestros ancestros, las generaciones venideras y a todos los seres visibles e invisibles que comparten con nosotros este mundo. Apoyadnos para que la plenitud y armonía acontezca.

    Ahora me dirijo al altar de Mabon y digo:
      “Padre Sol, ingresas en el mundo de la oscuridad acortando los días y alargando las noches.  Madre Tierra, sin tu amado languideces y envejeces perdiendo la vida. Toda la naturaleza se estremece con vuestra ausencia.
     Es tiempo de enfrentar el desafío del Misterio.
     Mientras el mundo se apaga y muere despojémonos de nuestros apegos en busca de la sabiduría. He sembrado con mis deseos y decisiones; he cosechado de mis acciones sus frutos dulces y amargos.
     Concededme coraje para sembrar semillas de alegría y amor en este año venidero y así contribuir a erradicar de este mundo la miseria y el odio. Desveladme, desde el misterio del Oeste, los secretos de la existencia sabia.
    Guardiana del Oeste, Señora del océano y de la muerte despójame de cualquier apego, hazme ligero de espíritu, desvanece el temor a enfrentar tu misterio. Autorízame el entrar en ti y así descubrir mi genuino poder.”
     Ahora nos sentamos y meditamos acerca del envejecimiento, el desapego y la muerte; todo ello necesario para el renacimiento. Permanecemos así unos momentos en estado meditativo.
Y nuevamente me dirijo al altar para realizar el cierre diciendo:
-          Agradezco a los Siete poderes de  la Sagrada Rueda de la Vida:
-          Gracias Guardián del Norte, por tu espíritu guerrero.
-          Gracias Guardián del Este, por tu luz e iluminación.
-          Gracias Guardiana del Sur por tu amor, abundancia y Salud.
-          Gracias Guardiana del Oeste por tu sabiduría y misterio.
-          Gracias a los antepasados y demás seres que compartís este mundo por vuestro apoyo.
-          Gracias Abuela Tierra por concedernos y cuidar nuestra vida.
-          Gracias Gran Misterio por darnos vida y consciencia.

Y ahora dirigiéndome a los presentes:
-          Que el poder de Mabon nos acompañe y permita vivir conforme al Misterio. Que nuestras generaciones venideras puedan seguir asimismo la Sagrada Senda de la Vida.

Apago las velas y prosigo:
-          Mitakuye Oyasin.   – Todos contestan: Ahó.

      Dejo que el fuego siga ardiendo junto al incienso mientras abandonamos el lugar.

        Ahora sí estamos en condiciones de proceder con la utilización del “Bastón parlante”. No voy a exponerlo aquí, porque ya se ha explicado al principio. Reunidos en círculo, se procederá abordando los posibles temas relacionados con la celebración de Mabon. Por un lado tenemos los sueños de la noche, tenemos las vivencias de las anteriores experiencias, tenemos los sentimientos y comprensiones que a lo largo del encuentro se han producido, tenemos los sentimientos que deseamos aportar a los que nos rodean, tenemos los asuntos personales o problemas que se quieran compartir con el grupo.
     Finalmente   Con el ánimo de auto aceptación y de mutuo reconocimiento aportado por esta última actividad, todos reunidos vamos a tomar los instrumentos naturales y dispongámonos para agradecer y celebrar nuestro mutuo apoyo en esta festividad de Mabon. Ahora dejemos brotar nuestro sentir de modo lúdico y divertido a través de la libre expresión de ritmos, cantos y bailes centrando nuestra conexión con la Madre Tierra en su generosa entrega con la cosecha.  Exterioricémoslo mediante nuestros ritmos, cantos y bailes compartiéndolo con todas nuestras relaciones.
     Sintamos el entrañable sentimiento de finitud al final del encuentro, abracémonos, despidiéndonos y mantengamos en nuestro corazón toda vivencia obtenida con su sabiduría adquirida. 

Aquí doy por concluido este ensayo dedicado a la festividad de Mabon.

 
¡Que la integridad, la autenticidad, la salud, la abundancia y la sabiduría florezca en nuestro ser ahora y siempre!
¡Así sea!


Ernesto Cabeza Salamó


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