sábado, 3 de octubre de 2020

Reflexión sobre la situación de nuestro mundo hoy.

 

Reflexión sobre la situación de nuestro mundo hoy.


Octubre 2020. La situación está convulsa, parece que la opinión va evolucionando a medida que el tiempo va pasando y la conciencia va asentándose.

Mirando el cielo de día lo vemos azul, acaso surcado de nubes y cómo se desplazan bajo el sol; mirando el cielo de noche vemos a los astros como luces celestes en el seno de la negritud. De día el yang, de noche el yin. Lo conocido y lo desconocido. Todo ello configurando el Misterio.

Nosotros, los constituyentes de este planeta, junto a nuestra estrella, el Sol, no somos más que un pequeño punto luminoso en el universo eminentemente oscuro y misterioso.

En esta minúscula esfera, un ínfimo un ínfimo punto luminoso en el cosmos, estamos los humanos desarrollando nuestro drama vital.

Todos lo hacemos posible en el Tonal, en nuestro pequeño mundo tridimensional, experimentamos la vida con sus circunstancias.

Más allá, en lo multidimensional, unas entidades más allá del tiempo y el espacio, donde no existe la materia, sueñan y hacen posible la existencia de nuestras personalidades humanas.

 Desde allí las personas somos sueños materializados, nuestras personalidades son lo soñado; desde aquí, incluido en nuestros sueños subyace el poder del soñado que allí coincide con el soñador. Somos, pues, soñados que sueñan con el soñador.

Entre ambos hay el misterio, nuestras limitadas vidas temporales en el descubrimiento progresivo del contacto con nuestro Ser, aquello que nos trasciende y donde reside todo el potencial que, sueño tras sueño, personalidad tras personalidad, nos va mostrando el camino de regreso hacia lo multidimensional, ubicación de la que procedemos.

Cuando inicia su senda la entidad que nos crea, sueño a sueño, la personalidad en lo tridimensional- temporal, se siente parte no-separada de la Totalidad; con muy poca consciencia de la individualidad, que pueda hacer posible “ser creador como parte de la Universalidad”. Tenemos, como personalidades que descubrir lo que es el ser individuos, con sus potenciales y desarrollarlas vida a vida con sus ensayos y errores hasta alcanzar como individuos la conciencia de ser representaciones creativas de la consciencia de la Totalidad. Todos lo hacemos con plena libertad y cooperamos todos los encarnados desde las múltiples personalidades que nuestras experiencias recientes o ancianas nos proporcionan. Las entidades jóvenes fascinadas con descubrir y explorar lo que significa el poder de la individualidad y el poseer cuerpo físico. Las entidades ya maduras, aspirando a obtener la integridad y explorar el vínculo con nuestra entidad que nos ha creado. Los ancianos, plenamente conscientes de su vinculación con lo Universal y Eterno, concluir con sus aspectos evolutivos de consciencia cósmica y acceder a la pura existencia creadora multidimensional. Es el punto en que, siendo entes divinos ya no precisan experimentar lo tridimensional.

Posiblemente tantas almas, entidades, inician su primera experiencia corpórea, como tantas cesan su ciclo como entes encarnados para ser como dioses creadores. Y entre ambos extremos la gran mayoría de personalidades en los diversos grados de evolución. Lo que en el ámbito material es una sucesión de miles de años, para la entidad multidimensional es un instante intemporal. Lo que significa que las personalidades creadas, desde el punto de vista de la entidad creadora, son simultáneas al no existir el tiempo en su aspecto lineal. Es decir, como entidades multidimensionales, el pasado, el presente y el futuro es una única experiencia en el aquí y ahora y la evolución de la misma una pura experiencia intemporal. Sólo a través de las personalidades que crea, logra nutrirse del conocimiento de la individualidad con todo cuanto comporta de retos, de goces y sufrimientos, de luz y oscuridad, de soledad, abandono, temor, deseo y también  de plenitud, amor, compasión, solaz, compañía y alegría. Desde la experiencia de los crudos contrastes y sus condicionamientos radicales a la obtención de sutiles matices y posibilidades creativas. Debemos destruir para comprender el vacío anímico y valorar el poder de la sanación y la creación con la sensación de felicidad y plenitud anímica; tal como hacen los infantes despiezando juguetes para comprender cómo son e intentar recomponerlos. Sin la experiencia de las tinieblas no podemos darnos cuenta de lo que significa estar en la luz y ser portadores de luz.

Cuando como personalidades en este tonal temporal, en esta concreta época, consideramos lo registrado como historia, desde sus apuntes más antiguos hasta el presente, es esto lo que nos encontramos siempre. Desde los antiguos documentos sumerios y egipcios hasta nuestro momento presente con la experiencia del “covid-19 en el ya tránsito del año 2020 a 2021.

A esto quiero ir a parar. El Tonal de los tiempos ha cambiado, desde las poblaciones de la historia antigua, al medioevo, modernidad y contemporaneidad. De las guerras con espadas de  cobre a las armas inteligentes. Sólo que ahora podemos recurrir a una perspectiva de conocimiento de la naturaleza humana de alrededor de unos 6000 años de referencia. ¿Ha cambiado notablemente la naturaleza de la humanidad? La respuesta no puede ser más decepcionante. Las pasiones que han motivado los peores infiernos son las mismas, sólo que mucho más sofisticadas. También han aparecido en todas las culturas y civilizaciones seres altamente espirituales que han irradiado poderosa luz y amor; de ellos sólo unos pocos han sido anotados en las crónicas que configuran el registro histórico y de las tradiciones orales y leyendas.

La ambición de un Nerón, un Atila, un Hitler o de la “elite” actual no tiene gran diferencia; sólo les interesa obtener y ejercer el poder en su máxima expresión.

En este escrito me refiero a esta humanidad, para unos la Quinta, para otros, la Cuarta. No hago referencia a esas humanidades de leyenda que llamamos Atlántida o Lemuria entre las más resonantes. La información que se tiene de ellas es muy legendaria y no está respaldada por datos y documentos arqueológicos suficientes. Todas ellas, con sus grandezas y miserias, míticamente desaparecieron por colosales cataclismos. Pero, de alguna manera, hay un hilo conductor entre ellas y la actual que, según parece y según postulan las profecías, está en su fin. Así, pues, una nueva humanidad parece estar gestándose, acaso naciendo.

Por lo dicho hasta el momento, está claro que la presente oscuridad es un episodio más de entre las múltiples que ha habido; que sus representantes manifiestos y entre sombras son comparables a las del pretérito. Se representa el actual drama humano con todas las personalidades adecuadas al momento presente. No hay nadie que sobre ni nadie que falte, ni desde las jerarquías, ni hasta los más extremos de pobreza. Todos cumpliendo su labor ya sea épica o anónima. No es necesario referirse a la intervención de entidades demoniacas ni divinas; todo ello, la oscuridad extrema y la luz  pura, se dan en la naturaleza humana. No hay un dios salvador ni un jerarca demoniaco o anti-dios, fuera de nuestra concepción arquetípica. Todas las personalidades presentes en miles de millones cumplen con su cometido de desarrollar su creciente evolución como seres encarnados y como entes inmortales.

Hoy por hoy habitamos unos 7000 millones de personas en este mundo. Según los “globalistas” es imposible soportar este volumen de población, haciéndose necesaria una reducción drástica de la misma; de aquí la necesidad de medidas eugenésicas. Ideologías políticas y religiosas a lo largo del mundo esgrimen la necesidad de aumentar la población, de dificultar o impedir las medidas de planificación familiar; por la cuestión del acceso a pensiones de jubilación se precisa natalidad, en especial de autóctonos, lo que produce un conflicto con los emigrantes que huyen de condiciones miserables a causa de conflictos bélicos y condiciones de deterioro climático. Vivimos inmersos en contradicciones aparentemente sin solución. La verdad es que este problema se ha dejado deliberadamente al margen por no comportar beneficios económicos.

Intencionadamente o no; los noticiarios, por lo general, plantean continuamente el tema “covid”, los actos antisociales en contra del covid, echando cuentas de positivos en “PCR” y la acumulación en UVIs y de defunciones en España y en otros países gravemente afectados; luego plantean aspectos de injusticias y conflictos endémicos en países del mundo; seguidamente las tragedias de los emigrantes y otros desastres racistas, de género, o demás tragedias humanas, creando un sentimiento de impotencia y el deseo de que se ponga orden a este caótico mundo. Más adelante la parte positiva que se nos muestra es la aplicación de las nuevas tecnologías a la educación y al mundo del trabajo y a otras facetas semejantes; con todo esto, psicológicamente, se potencia la sensación de lo irracional en oposición al plan sanitario oficial. Luego se fomenta el deseo de que, por cualquier medio, se combate al virus y seguidamente, con la sensación de caos, se sugiere, como deseo de ponerle un remedio o alivio acudiendo al ámbito de la tecnología informática, es decir IA (Inteligencia artificial). Poco más puedo añadir al respecto. Un orden que remedie el caos es necesario y éste procede del poder político y de la tecnología en sus diversos aspectos. El hastío, la inseguridad y el temor se utiliza como herramienta de propaganda interesada.

Por otra parte existe el mal que, no es más que la represión de los impulsos agresivos formando parte de nuestra condición biológica e instintiva. Es lo que compartimos con el resto de la vida orgánica animal en nuestro mundo, los animales pueden ser agresivos y violentos con sus adversarios y con sus presas, pero carecen de la consciencia de maldad; para que aparezca la maldad y el odio debe haber una consciencia que juzgue y condene esas emociones. La agresividad junto al sentimiento de culpa crea la noción del mal y, a través de los siglos y milenios, la acumulación de estas emociones en la psicosfera consigue dar personificación a esta energía desarmónica otorgándoles identidades tales como dioses malignos o demonios con la creencia de que pueden constituir entidades en las que se cree. Pero eso no puede existir más allá del campo astral del planeta, si se quiere se puede denominar creaciones kármicas densas y dañinas. Más allá del campo astral planetario, en lo multidimensional, no puede existir la maldad, ni espíritus malignos. Allí tan sólo puede darse almas en evolución que aprenden y se desarrollan en sabiduría a través de la sucesión de encarnaciones.

No obstante sí pueden darse personalidades inadaptadas en las encarnaciones que dejan huella energética en sus almas; estas almas inadaptadas, en su mayoría son híbridas, es decir que provienen de otros planetas y, por ello, con otro modelo vivencial que, deseando experimentar la vida en las condiciones terrestres como humanos, no pueden adaptarse satisfactoriamente a la biología humana; resultando inadaptadas e incluso perturbadas en su experiencia encarnada, pero resultan ser “lobos solitarios” que pueden aislarse y no logran organizarse en grupos identitarios. También hay alusiones a almas tan contaminadas por la energía negativa de repetidas existencias erróneas que no logran establecer armonía en las cámaras de regeneración, ocasionando una autentica preocupación para sus guías y demás maestros multidimensionales; pero para ellas también hay un procedimiento de, digamos, reseteo energético que realizan maestros especialistas multidimensionales. Hay descripciones de ello en el mundo multidimensional. Se filtra, por así decirlo, la energía perturbada y aprovechando el tanto por ciento de su energía originaria, se le añade nueva energía limpia pudiendo restablecer condiciones en las que pueden reiniciar su proceso evolutivo desde un nuevo punto de partida.

La idea de entes multidimensionales malignos o maléficos no puede existir en los niveles multidimensionales, así como no puede haber seres como los llamados “reptilianos” y “annunakis” encarnados y de procedencia multidimensional. La creencia en su existencia es fruto de la interpretación y recreación de las mentes humanas encarnadas condicionadas por egregors del campo desarmónico denso y negativo de la psicosfera del planeta.

El culto al diablo y a sus seres más o menos corpóreos malignos o maléficos forma parte de la creación imaginativa y materializada de mentes encarnadas perturbadas o enfermas. Les da presencia y manifestación, digamos que materialización, nuestra propia imaginación personal y colectiva en base a creencias y mitos creados por ésta, e incluso de pretéritas humanidades. La energía en el Universo se transforma y concretiza creativamente, pero no puede destruirse, tan sólo transformarse y, por ello, las energías densas pueden adoptar formas que proyectan nuestras mentes encarnadas en lo individual, nuestros demonios personales o colectivos; formas mitológicas o arquetípicas perturbadoras.

En resumen, desde lo multidimensional no puede existir el mal. La exigencia necesaria de coherencia y congruencia e integración lo hace imposible.

La creencia gnóstica de un principio de Bien – Mal; Luz – Oscuridad, es simplemente una creencia con su dogma. Esto está muy lejos del principio de polaridad, que significa que todo lo existente se equilibra energéticamente, como en yin – yang del tao o la polaridad electromagnética + y -; o lo que es lo  mismo, que toda función (yin) se da en una estructura (yang) para que pueda manifestarse.

La consideración de que se den una o unas huestes demoniacas opuestas al máximo exponente de integración y coherencia, es decir de máxima sintergia, es una fantasía, muy imaginativa, muy energética, pero no real en lo multidimensional. Sin embargo el mal existe en nuestro mundo, es indudable, y se refiere a actos y fenómenos de baja sintergia; es decir asociado a aspectos emocionales y de ambición  de  individuos y colectivos. El egotismo y el egoísmo, así como los estados emocionales de enojo, odio, resentimiento y amargura; y como colofón la infelicidad causada por el desamor, la culpa y la desconexión con la compasión, es lo que subyace en la maldad o el sentir, pensar y actuar en contra de o en rechazo de los otros. Siempre una vivencia de carencia de algo vital o de bloqueo del sentimiento de pertenencia a la humanidad, al mundo o al Universo.

De la información obtenida procedente de las crónicas de pacientes bajo hipnosis regresivas a Vida entre vidas a través de hipnosis newtoniana, de los miles de informes disponibles, no existe la menor alusión a la existencia de entidades demoniacas o satánicas en el mundo espiritual (multidimensional). Tampoco en las crónicas de Habla Seth hay alusión alguna, en sus descripciones del mundo multidimensional. Toda alusión a Satanás y las huestes demoniacas forma parte de una estrategia medieval de la Iglesia cristiana para someter por el temor a las gentes críticas al dogma y sus exigencias. Lo que sí se desprende de las crónicas de la almas (nuestras entidades multidimensionales que, en palabras de Seth se nombra con “Todo lo que Soy”) es que en el campo astral de la Tierra hay unos contenidos muy densos vibracionalmente creados por la mente de la propia humanidad encarnada que seduce e influye en los habitantes humanos y que está apoyada y promocionada por intereses egoístas de ciertos grupos elitistas encarnados. Más allá del campo astral del planeta no existe para nada la maldad. No puede existir nada opuesto a la armonía y congruencia universal. La Tierra es un cuerpo tridimensional con su campo energético psicoesférico y lo mismo ocurre en otros astros del sistema Solar y en los demás sistemas estelares que pueden estar habitados de seres encarnables de tipo humanoide o no y en diversos estados de desarrollo tecnológico y de ética comparada con la   actual humanidad. En sus psicosferas o campos astrales planetarios también pueden darse aspectos densos de baja  sintergia. Volviendo a nuestro planeta, toda esta densidad en la Psicosfera planetaria está creada por la humanidad tanto pretérita como actual para dificultar y entorpecer el progreso de la consciencia transpersonal de la actual humanidad. Un poco más adelante hablaré de cómo esta capa densa de energía de baja sintergia se relaciona con la existencia y las funciones de algunos egregors.

También es interesante añadir, desde el punto de vista de las crónicas por hipnosis VEV newtoniana, que la dificultad debida al propio libre albedrío y el nivel de evolución (almas noveles, jóvenes, maduras y ancianas) y sus elecciones libres y consecuentes a su madurez, a más de su procedencia, que bien pueden ser híbridas y, por ello, con mayores posibilidades de inadaptación en la humanidad. Solo me cabe añadir que tan sólo algunas almas hibridas (muy pocas) no pueden o les cuesta mucho adecuarse a la encarnación como humanos.

Por último destacar, aunque sea muy obvio, que el organismo humano, el cuerpo, es de naturaleza muy densa y resulta extraño a la naturaleza de su componente multidimensional fusionado a lo orgánico, aun cuando se establezca una gran plasticidad y moldeabilidad en el estado fetal.

Dicho todo esto, tenemos que en el mundo tridimensional, la asimilación energética se produce de una forma que podríamos definir como violenta (alimentarse de otras formas vivas). A excepción del mundo vegetal, en su gran parte, que absorbe la energía solar (con la intervención del agua, del suelo y el aire) consigue convertirla en vida. El resto de las formas vivas debe extraer la energía vital orgánica de otros organismos a través del proceso de alimentación que, en casi la mayoría de las circunstancias, implica muerte de materia viva para asimilarla como propia energía viva. El acto de destruir materia viva, sea vegetal o animal, para asimilarla como propia materia viva. El acto de destruir materia viva, sea vegetal o animal, para convertirla en el propio cuerpo vivo entraña cierto tipo de violencia de la que nadie escapa. Esta violencia es natural y está descrita como “sacrificio” (acto sagrado). El entregar como ofrendas materiales vegetales y animales ritualmente forma parte de todas las tradiciones religiosas, sin excluir a ninguna, dado que, incluso en la preparación de inciensos rituales, hay plantas, tejidos y componentes vitales de plantas que son extraídos para cumplir su función sagrada (resinas, polvo de flores u hojas y aceites esenciales).

Debemos admitir que en este mundo material, tridimensional, el suministro de energía vital se da de la forma lo más violentamente posible. Mientras estemos encarnados debemos comer para vivir y cumplir la función como personalidades experienciadoras. Sentir compasión por todo lo que está vivo es la forma más elevada de entenderlo y ello entraña que aceptamos el juego y estamos dispuestos a entregar nuestro organismo a otros seres que lo asimilarán cuando nuestro espíritu lo abandone. Aunque sea en forma de ceniza o polvo prácticamente inorgánico.

El alimentarse, aun implicando violencia, no entraña maldad en sí. Será violencia malvada el desear y actuar produciendo dolor o sufrimiento innecesario al ser vivo en sacrificio. Sin duda el convertir en mercancía a la vida, la comercialización e industrialización de nuestros alimentos están impregnados de una versión de la maldad (el afán de lucro) que llamamos a un tipo de egoísmo. Y ahora no consideramos la presencia de emociones patológicas propias del sadismo.

¿Por qué se habla de Maldad como un sustantivo propio o como algo compartido por una comunidad de personas e incluso de entes no materiales? Esto es lo que suscita el conflicto que hemos considerado antes. Entre la tercera dimensión, en la que habitamos corporalmente todos los seres del planeta, y lo multidimensional, plenamente energética y atemporal, hay un punto de tangencia, por así decirlo.  En este campo limítrofe entre lo material y lo inmaterial que, en algunas tradiciones espirituales se denomina “plano astral” hay entidades que, en ciertas condiciones, pueden interactuar con lo material. Las leyendas y mitos, con sus dosis de fantasía e imaginación, aluden a ello; así como ciertas tradiciones con sus creencias más siniestras y tenebrosas que cuentan la existencia de entidades oscuras ávidas de nutrirse de la energía de los humanos como si se tratara de parásitos energéticos o predadores de nuestra energía (sentimientos, emociones, pasiones…) donde inciden y provocan respuestas emocionales, es decir, expansiones o explosiones de nuestra energía vital que utilizan como nutrientes, tal como nosotros, los humanos, utilizamos a los organismos, los órganos y las sustancias producidas por otros seres orgánicos. En algunos casos de psicoterapia se evidencian. El caso es que nos debilitan aunque no suelen ser causa de muerte, aunque el temor a sus ataques sí puede debilitarnos y contribuir a que nuestra salud y consciencia se resienta.

Además de estas entidades que nos ordeñan o predan en cierto modo, hay unas pseudoentidades que creamos nosotros mismos con el contenido de nuestras mentes. Los denominamos egregors. Son depósitos de energía mental que creamos con la integración de nuestros deseos, creencias, emociones y pensamientos; se crean continuamente cuando dos o más individuos se congregan compartiendo esos componentes. Entonces esta forma – de – energía mental adquiere existencia propia y exige un tributo energético a sus individuos congregados mediante la creación de una sensación – sentimiento – emoción – pensamiento de pertenencia y unidad en un evento físico, cultural o social. Las emociones desatadas en las canchas deportivas con los aficionados son un claro ejemplo; el sentimiento que embarga a los correligionarios en un rito, es otro ejemplo. Todo esto son egregors, consecuentemente los habrá en un contexto vibratorio elevado y otros muy ligados a las llamadas “bajas pasiones”. El poder que tienen los egregors viene dado por la Gestalt de sus integrantes; lo multiplican al concentrar y enfocar unos deseos – decisiones – propósitos – intentos en la realidad humana. Es obvio que unos chocarán con otros de intencionalidad opuesta creando disturbio y conflicto. Los egregors, conforme al contenido que los define atraen hacia sí y a través de sí a la energía emotiva – mental de los humanos que se asocia a él y,  comúnmente, se genera un tipo de relación simbiótica. Alrededor de la energía emotivo – mental de un egregor se congregan, asimismo, ciertas entidades astrales ligadas a ciertas emociones y pasiones pudiéndose llegar a estados de intensa obsesión e incluso lo que se denomina “posesión” en ciertas personas altamente influenciables. Los egregors creados por altos sentimientos de amor se armonizan con entidades elevadas, a través de las cuales aportan experiencias inspiradas e iluminadas a sus participantes humanos.

Ahora entendemos el valor de las potentes vivencias afectivo – emocionales e incluso espirituales que se producen en múltiples instituciones ideológicas, recreativas y religiosas. Y como el egregor aglutina y hace copartícipes de su poder acumulado a los feligreses del acto o actos rituales y cómo esa sensación poderosa puede crear deseos y añoranza de repetirla con frecuencia.

¿Qué tipo de pasiones – ambiciones contiene? ¿Qué tipo de altruismo y compasión contiene? La intensidad de estos sentimientos y la adhesión a los mismos de entidades energéticas del bajo astral o de estados de alta integridad informacional creará en unos la idea de entidades oscuras y demoniacas y, en otros, la colaboración de entes ascendidos y altamente espirituales.

Ahora sí tenemos construidos unos modelos de infierno y de cielo en los que creer y que, además, generan vivencias de gran intensidad y poder.

El pretender controlar el poder que aglutina un egregor y contar con la colaboración de las entidades que se armonizan con él es el intento y deseo de un líder de esa colectividad, y puede considerarse a sí mismo como parte de una jerarquía sacerdotal. Así se dan los grandes maestros, sumos sacerdotes o pontífices y luego los adeptos. Muchas veces pueden darse estratos de diferente contenido vibracional en un egregor de forma que, en un nivel se dé un clima energético básico y luego se vaya refinando en armonía con la jerarquización de los líderes integrantes.

Ello puede dar como resultado, por un lado grados crecientes de liberación y espiritualidad con intencionalidad en la unión con la Fuerza Creadora Universal y, por otra parte, el ideal de dominación global en sus diversas versiones.

Esta es la situación que ha alcanzado el género humano en la actualidad. A lo largo de siglos y milenios se ha creado poderosos egregors asociados a entidades astrales y culturas y religiones, pues en ellas siempre había puntos de convergencia informacional; entonces con los aconteceres podrían fundirse o subordinarse entre sí. A medida que los grupos humanos y, consecuentemente, sus emociones, pasiones y pensamientos se concentraban, también lo hacían sus egregors consecuentes. Así que ahora contamos con un poderoso egregor que se nutre de las ambiciones y ansias de poder altamente jerarquizado (élites y estamentos de poder en sus diversas formas) y, por otro lado, otro conjunto aún bastante heterogéneo de compasiva espiritualidad, pero su debilidad es que, aun haciendo del amor y la compasión su signo de identidad, se desconfía e incluso se pugna con otros de contenido análogo pero con estructura formal diferente. Esto genera debilidad y diversidad frente a un altamente sofisticado y jerárquico poder que se mantiene cohesivo mediante ciertas creencias y emociones egoístas. Lo más sorprendente es que, en diversas situaciones, la gran mayoría de los humanos sintonizan con unos y otros egregors alimentándolos aun siendo de contenido mental diferente (dependiendo de nuestras reacciones metales – emocionales y deseos).

Somos personalidades creadas por una entidad que evoluciona con sus creaciones y, por ello, como personalidades somos volubles y hasta contradictorios. Aquí está nuestro reto en cada una de las  existencias de personalidades.

Sin embargo hay algo profundamente integrador que nos puede reunir: Ya sea el Amor incondicional a la fraternidad humana, a la propia Abuela y madre Tierra y a la pertenencia y unidad con todo cuanto existe (Universo) y su Misteriosa Fuente. Los tres aspectos normalmente coexisten en la experiencia de ser miembros y formar parte de algo mucho mayor y trascendente que canaliza nuestro Amor haciéndolo incondicional y abstracto.

Sólo así enfocándose en el Amor fraternal a la Humanidad, al Planeta y a la Fuente de la Creación, podemos liberarnos del influjo de un egregor global de dominación. Los egregors pueden aumentar o decrecer en poder, pero persisten adaptándose a los estados mentales de sus creadores y mantenedores que somos los humanos con los pensamientos, emociones, creencias y deseos.


Alusiones bibliográficas: 

"Vida entre vidas" y el "Destino de las almas", Michael Newton.   

"El material de Seth"  y  "Habla Seth" de Jane Roberts.

"Una realidad aparte", "Viaje a Ixtlan" y "Relatos de Poder" de Carlos Castaneda.

"La teoría Sintergica" de Jacobo Grinberg.


 04 de octubre de 2020





 
 Ernesto Cabeza Salamó










martes, 26 de mayo de 2020

¿Por qué cerraron Mindalia Televisión? Toda la verdad



Cuando la presión se hace muy intensa se producen sinsentidos, se acude a la irracionalidad. No hay criterios de mediación y acuerdo. Se actua a lo impositivo autoritario. Lo ocurrido con Mindalia es un claro ejemplo. Este video, que resulta comedido y moderado así lo atestigua. Abrazos.

Evolución y Apoyo Mutuo en lo Tridimensional y Multidimensional. Nutrirse es una acto energético evolutivo.


Evolución y Apoyo Mutuo en lo Tridimensional y Multidimensional.

Nutrirse es una acto energético evolutivo.



Justamente, coincidiendo con la Revolución Industrial y el colonialismo, se generó una ideología etnocentrista y un liberalismo voraz. Con ello el darwinismo social y político de Thomas Malthus.


El mundo dominante, etnocéntrico, era el de las potencias europeas dominantes y coloniales, destacando entre ellas Gran Bretaña y sus colonias.

Habiéndose aceptado el evolucionismo de Darwin, interesó convertirlo en un dogma científico aplicable a todo.


No se tenía en cuenta, no interesaba tener en cuenta, el pensamiento a favor del “Apoyo Mutuo” como aspecto y factor de evolución. Máxime cuando Piotr Alekseevich Kropotkin (uno de los ideólogos del anarquismo ruso y mundial) fue quien escribió el libro “El Apoyo Mutuo: Un factor de Evolución” en el que discutía y cuestionaba la visión evolucionista de Darwin. Por ser anarquista devenía en enemigo y contrario al capitalismo liberal. Es el viejo conflicto entre el individualismo y la colectividad.

La ley cósmica acerca de la energía se encuentra en el contenido de las leyes de la termodinámica: 1ª La energía no puede crearse ni destruirse, sólo transformarse. 2ª Ley de la entropía: La cantidad de entropía en el universo tiende a incrementarse en el tiempo. 3ª La entropía de un sistema que va llevado al cero absoluto (-273,15ºC.), será un constante definido.


Ello condena a los sistemas físicos a su disolución (entropía), pero en los seres orgánicos vemos que no se cumple así. Hay una salvedad que lo hace posible. Se llama entropía negativa.

La entropía negativa implica que una ley adicional de la energía orgánica, vital, en vez de disiparse, tiende a concentrarse. O sea, un organismo vivo absorbe energía vital del ambiente o de otro organismo vital con menor cantidad de energía vital. Entonces actúa como entropía negativa neutralizando o ralentizando la entropía positiva. Esto asimismo exige que cualquier organismo vivo debe obtener energía vital como alimento y, si no puede obtenerlo directamente del universo como ocurre en las plantas, debe obtenerla de otros organismos vivos (alimentación) ya sea de forma simbiótica, parásita o predadora. Cualquier Ser o Ente que exista (viva) debe, por ello, absorber algún tipo de energía vital en sus diversas bandas o frecuencias disponibles. Se organiza en cadenas tróficas.

Por ello resulta obvio que se manifiesta la ley abstracta de la dualidad o polaridad. Por un lado, tenemos la energía universal en el aspecto estructural que, en el Universo tridimensional, llamamos proto materia y materia, y la energía universal funcional, que da presencia a la propia vida con su inseparable atributo que es la consciencia en sus diversas modalidades (Consciencia instintiva, y cognitiva). Cuando la función vital - consciente se presenta en una estructura sutil, entonces la entropía disminuye, quizá en algún momento del futuro pueda llegarse a cuantificar.

Desde este punto de vista, la fórmula sería: Cuanto mayor densificación estructural, mayor entropía y menor compensación de la entropía negativa por la función vital que alberga y cumple. Así, en el Universo tridimensional, se daría la mayor entropía y también mayor densidad. En entes pertenecientes a la 5ª dimensión y siguientes, el componente estructural es cada vez más sutil.

Por ello, lo que se denomina Lattice, o Campo Cuántico, sería la Fuente o campo de mayor integridad, cohesión y fusión multidimensional y, desde allí, sus distorsiones generan todas las bandas dimensionales con sus universos. En la Lattice estructura y función resulta ser exactamente lo mismo; a partir de allí la energía electromagnética y gravitatoria evoluciona hacia la materia (partículas subatómicas, isótopos, átomos y sus combinaciones moleculares.) y su información intrínseca sería la contraparte funcional (comportamiento onda-partícula, orbitales atómicos, valencias químicas, etc.). Debe haber, por ello, otra organización predominantemente funcional (consciencia – vida) multidimensional que vaya desde la mínima necesidad estructural a lo máximo posible y presente en lo tridimensional.

Ahora, ocupándonos de lo metafísico, podemos explicarnos el proceso de “descenso” desde la Lattice hasta lo tridimensional con el atributo vital, hetero consciente y, luego, el proceso de “ascensión” de regreso a la misma con la plenitud de consciencia - vida autoconsciente y, al tiempo, obtener una explicación – imagen de la evolución física y metafísica. 

Los portales multidimensionales deben ser necesariamente las estrellas en todas sus fases vitales y aspectos estructurales (protoestrellas, jóvenes azules, maduras amarillentas, ancianas rojas, enanas, supernovas, neutrónicas, agujeros negros y lo que aún queda por descubrir). Muy poco sabemos acerca de su aspecto funcional, porque los estudios de física astronómica y estelar son desde el punto de vista estructural (campo gravitacional, electromagnético, tipo de radiaciones, plasma, temperatura, partículas subatómicas y hasta átomos en fusión); pero poco se sabe de la información que alberga (lo funcional). Y no son cántaros vacíos, tienen función asociada con la estructura.

A medida que se forma y organiza la materia (estructura) su información (función) tiene que darse y en unidad - relación con el Todo. Por ejemplo, la ley de Einstein -Rosen -Podolsky que trata del comportamiento de las partículas que establecen relación con el comportamiento de otras teniendo todas ellas un origen común.


Big-bang
La materia por este motivo, al igual que la energía, recordemos la ley de conservación de masa y energía: “La cantidad de materia y energía en el universo no aumenta ni disminuye, pero puede transformarse entre si”. Y la fórmula de Einstein de equivalencia entre la masa y energía E=mc² (la energía de un cuerpo en reposo (E) es igual a su masa (m) multiplicada por la velocidad de la luz (c) al cuadrado). Por todo ello toda la energía y materia que conforman nuestro universo, surgido de un único “Big bang” está conectado entre sí por la Ley de Einstein- Rosen -Poldosky, pudiendo considerarse todo él como un único e hipotético “Ente Cósmico”. Siendo, sin la menor duda, la mayor distorsión de la Lattice conocida hoy día. En términos metafísicos se podría decir que en el supuesto que existiera un “alma” de lo energético -material, ésta sería común a todo el Universo; así como todo el Universo nacido de un único Big-bang está interconectado desde ese instante de esa maravillosa explosión. Y ese “ente” cósmico energético – material comparte su información y la recoge de todas las posibles posibilidades de manifestación e interacción de todos y cada uno de sus componentes creados ya sean energéticos como materiales, ya sean inorgánicas (átomos, moléculas, compuestos químicos, interacciones), como orgánicas (tejidos vivos y demás componentes de la química y física orgánica). La cantidad de energía vital del Universo (éter, orgón, prana, chi, etc.), es decir, el componente funcional se da, en su mayor parte, en forma libre; siendo lo restante el componente de información de las ondas – partículas subatómicas y el propio programa de información atómica y demás compuestos a partir de las interacciones de átomos. Mi opinión es que toda la energía – materia del Universo está asociada a una única “Mónada” metafísica que, a su vez, puede manifestarse en ámbitos dimensionales dependiendo de si está confinada predominantemente en lo tridimensional y/o en otras dimensiones. Una única Mónada   manifestada conforme a sus particularidades en las diversas dimensiones con las que tiene contacto. Si a ello se le puede llamar “alma” o “almas”, pues me parece bien.



El siguiente ámbito evolutivo viene constituido por el mundo vegetal, en unión con los hongos, pues su asociación vital es imprescindible; aunque el mundo de los hongos pueda ser un estadio intermedio entre el mundo vegetal y animal. Todos estos organismos, ya sean unicelulares como multicelulares tienen esencial unidad funcional. No es adecuado hablar de individuos aislados, por las múltiples peculiaridades de estas formas de vida. Además de la forma de reproducción sexual, está la vegetativa (esquejes, yemas) que posibilita una propagación en diferentes condiciones genéticas; tenemos las inmensas relaciones e interconexiones simbióticas a través del mundo radical en el suelo y los micelios de los hongos que crean una red de información apenas comprensible por los humanos (algo así como una red neuronal). Stefano Mancuso ha ideado el término Neurobiología vegetal, demostrando que las plantas tienen una capacidad perceptiva mucho más sofisticada que los animales, ubicada en sus raíces, asegurando que son capaces de 20 diferentes tipos de sentidos sensoriales y capacidades de comunicación entre la colectividad vegetal (sistema vegetal ecológico), y que asimismo estudia y defiende Suzanne Simard. Los estudios sugieren que los sistemas ecológicos vegetales tienen una estructura específica con diversidad de especies y una o diversas manifestaciones funcionales. Siendo los individuos más longevos los que acumulan el saber de toda la comunidad, apoyando y protegiendo e informando a los ejemplares más jóvenes. Por ello, metafísicamente, se considera (hay quienes lo afirman) que las “Mónadas” o almas grupales del mundo vegetal se asientan en estos individuos centenarios e incluso milenarios.

Quizá un individuo vegetal o fungido, por aislado, no tenga una sensibilidad tan aparente como un individuo animal, pero como colectivo se comporta como un auténtico sistema de captación y emisión de información entre todos los elementos implicados con un tipo de consciencia e inteligencia. Metafísicamente el mundo vegetal (por medio de las Mónadas) está íntimamente ligado a la “Fuente” de su existencia y con la psicosfera del planeta. La interacción con el ámbito inorgánico, sistemas físicos ambientales (mares, lagos, ríos, llanuras, montañas, desiertos, etc.) y el suyo propio hace posible la existencia de las demás variantes de la energía orgánica (plantas, hongos, animales y humanos), siendo los sintetizadores de energía orgánica en las cadenas tróficas, de las cuales, sin duda, son sus primeros elementos. Las plantas utilizan la energía directa del sol para convertirla en vida asociándolas otras tres manifestaciones elementales (lo gaseoso, líquido y sólido). De lo inorgánico genera materia orgánica.

Hay quienes se esfuerzan en defender que el mundo vegetal no siente y, por ello, resultan ser recursos aptos para el consumo humano, no considerándolo sensible, respecto al mundo animal al que se considera mucho más sensible y presentando mayor individualidad.

En el mundo y sistemas vegetales ocurren muchos acontecimientos que, asimismo, se dan en el mundo animal y, ello, no es de extrañar puesto que estos dos reinos han evolucionado en paralelo desde un punto común; y se han generado interacciones evolutivas muy estrechas. Hay plantas que se sostienen y nutren de otras e incluso llegan a sofocar y destruir a sus huéspedes o víctimas; como en el caso de las parásitas y de numerosas trepadoras; las hay que se nutren de pequeños animales, llamadas carnívoras. Este aparente antagonismo destructivo es justamente lo que nos sugiere que, en su conjunto, existen sistemas funcionales vegetales metafísicamente conectados con una o diversas mónadas, o almas grupales. Estas mónadas recogen la información vital de una enormidad de individuos vegetales, en todas sus posibles variantes (forma de vivir en diversos climas y condiciones físicas, en periodos temporales desde pocos días (en desiertos) o miles de años en algunos árboles (como en las sequoias, tejos, etc.), en la forma de reproducirse, de sintetizar moléculas biológicas con su maravillosa muestra de creatividad, forma de vivir en diversos medios, etc. Considerando todo esto se llega a la siguiente conclusión: “Cuanto más fijo e inmóvil es el ser vivo, más conectado se encuentra con lo universal; y cuanta más movilidad propia adquiere un ser vivo, más se conecta con su individualidad”.

En la vida vegetal y en gran parte de la vida animal, la información funcional está registrada en el propio organismo bajo el código genético y los canales energéticos funcionales que lo manifiestan vivos, pero con poca energía consciente libre que les permita decisiones propias sean o no reactivas. Hoy en día se sabe que las plantas pueden tomar decisiones y comunicarlas a las demás, incluso por medio de sus campos mórficos, con lo que están tan conectadas como cualquier animal y humano.

Las mónadas vegetales emiten y recogen información necesaria para la propia evolución de todas las circunstancias vitales, incluida la muerte, de sus plantas integrantes. Así las mónadas se enriquecen y evolucionan con tal información. Es de esperar que algunas mónadas vegetales, a través de los milenios o eras geológicas, adquieran su máxima evolución como parte del mundo vegetal y se vean iniciando nueva andadura en otro tipo de vida orgánica, comúnmente, en el ámbito animal u análogo, ya sea en este mismo planeta o en otro en condiciones de albergarla.




Ahora nos centramos en el reino animal. Otro inmenso reino vital que acoge desde individuos muy sencillos unicelulares hasta otros inmensamente sofisticados como son los cetáceos y simios, entre otros. El mundo animal se caracteriza por una capacidad de movilidad diversa, pensemos que pueblan los suelos, los árboles, las aguas y el aire. Y con una capacidad mayor que el vegetal de cambiar y modificar el entorno en que vive. Construir nidos, excavar madrigueras, hacerse lechos, etc. Reproducirse de diversas formas, algunas muy parecidas a la de las plantas en algunas especies primitivas, pero lo más común a partir de la separación de los sexos y por medio de huevos y placentas. Por otra parte, con notables y diversas adaptaciones dependiendo del medio ambiente al que pertenecen. Ejemplo de ello es la intimidad y necesidad de contacto físico que se hace mayor cuanto más se libera del medio acuático. Los animales marinos y acuáticos; a excepción de los cetáceos, pinnípedos y sirenios, que son los mamíferos que, tras evolucionar en tierra, han regresado posteriormente al mundo acuático o marino; tienen mucho menos contacto físico, sexual y de atención a la progenie. También entran en esta excepción las Sphenisciformes o pingüinos entre las aves. El modo de vivir de los peces es mucho más gregario y con menos intimidad en la sexualidad y cuidado de la progenie que los anfibios; y éstos menos que los reptiles y sus posteriores vías evolutivas hacia las aves y los mamíferos (en la Tierra).

De modo semejante a los vegetales, en lo metafísico, el reino animal está vinculado a unas mónadas o almas grupales que cumplen su funcionalismo multidimensional. Un alma grupal puede ocuparse de una gran diversidad de individuos, especies y géneros de animales en diversos ambientes. Así un alma grupal animal puede albergar desde infusorios e invertebrados variados, pasando por peces, anfibios, reptiles, aves y mamíferos diversos con sus implicaciones vitales y ecológicas. Así, una misma alma grupal, puede albergar a predadores y predados, a parásitos y sus víctimas. Siguiendo la ley que indiqué al principio de que el organismo más cargado energéticamente absorbe la energía vital del menos cargado, estableciéndose en la naturaleza, de modo que un animal cace o capture a otro alimentándose del mismo dentro de una misma mónada o alma grupal. Así, a través de la vida y la muerte, en múltiples posibilidades y condiciones, el alma grupal evoluciona y adquiere mayor conciencia de sí; y lo mismo entre diversas almas grupales animales en diversos grados de propia evolución. Cuanto más se desarrolla un sistema nervioso desde el ganglionar al encefálico en un género o especie, puede ofrecer a sus individuos la capacidad de producir mayor número de neuroalgoritmos y establecer campos propios neuronales; y con ello, obtener mayor individualidad y complejidad pudiendo liberarse, en la misma medida, de su programación biológica e instintiva. Cuanta mayor capacidad de aprendizaje y autonomía obtiene una línea evolutiva animal, su alma grupal precisa de menos individuos para evolucionar en el ámbito multidimensional. Así en alguna alma grupal, a través del tiempo (siglos o milenios) va disminuyendo en su número de individuos asociados y prosigue reduciendo el número de sus individuos hasta ocuparse de uno en exclusiva; momento en que el animal y su alma, ahora individualizada, concluye su proceso evolutivo animal para emprender la fase “alma individualizada” al estilo de las ya humanas y análogas.

La vida animal sigue el patrón de la cadena trófica, en la que unas especies sirven de alimento de otros de mayor poder energético. Por ello el cazar y predar forma parte del proceso vital y espiritual de la vida y evolución animal. No podemos aplicar los valores humanos al mundo animal, como tampoco al mundo vegetal, pues nosotros, los humanos, constituimos un alma que genera personalidades materializadas autoconscientes en la línea temporal; y las almas grupales generan constantemente diversidad de individuos de diversos géneros y especies en un continuo de espacio tiempo bastante diferente del humano. Los humanos somos importantes para la evolución de las almas grupales animales; por medio de nuestra intervención les infundimos experiencias muy improbables en el estado natural. Les infundimos el contexto humano, haciéndoles sentir su influencia y consecuencias derivadas. Pensemos en los cazadores de las tribus salvajes, en la domesticación de algunas especies para diversos usos (alimentación, tiro o desplazamientos) y luego, pasar a su explotación industrializada actual, y a la convivencia directa con el humano como mascota y compañía afectiva. En poquísimo tiempo, el alma grupal, adquiere experiencias que le permiten comprimir en pocos siglos experiencias de milenios en el ámbito puramente natural. En este punto, las almas grupales animales, en colaboración con la psico esfera planetaria, nos enseñan a través de su sufrir, el contacto con valores elevados en la evolución humana. Y nosotros, entre humanos, nos tratamos de corregir en lo referente a lo espiritual o sagrada que es toda la vida que nos rodea (mineral, vegetal y animal). El animal, aún sea de sistema nervioso complejo, sabe que aprende a través de vivir en el desafío, el esfuerzo de supervivencia y la forma de morir (que en lo natural casi siempre concluye siendo cazado y devorado). En el medio natural, el que un animal se individualice (o sea vinculado a una sola mónada) es un proceso muy largo y evolutivo (milenios). Con la intervención humana, el animal queda apartado del medio natural, se hace dependiente y también, literalmente, se humaniza cuando su alma adquiere la consciencia plena de sí, de ser individual y la necesidad de evolucionar en otro sentido diferente. Ya no en la adquisición de consciencia de su propia existencia y poder, distanciándose de la sensación de pertenencia al Todo, sino que, haciéndose desprendido de la conexión con el Todo a través de la propia individualidad, emprende el camino de regreso a la unión con la Totalidad en plena consciencia; con la Fuente, conservando la propia identidad, única, original y creativa. Lo propio del proceso evolutivo - espiritual de todos los humanos. 

Parece ser, según Michael Newton en sus informes, que las almas que devienen humanas surgen como gemación de un glóbulo indiferenciado de energía espiritual. Dicha gemación pugna por intentar desprenderse de ese gran cúmulo de energía; no siempre lo consigue, muchas veces es reabsorbida. Lo que indica que aún su intención de individualización no es suficiente; dando por entendido que esa proto consciencia espiritual aún está cohesionada con lo grupal y no ha adquirido suficiente poder para desprenderse de él.

Cuando lo logra, hay entidades que lo acogen como si fuera un embrión o feto prematuro y es cuidado y atendido en una especie de incubadora o guardería hasta adquirir suficiente autonomía y estar preparado para encarnarse como individuo humano por primera vez. Es muy posible que esa fuerza que permite que esa gemación logre desprenderse del cúmulo grupal le venga dada a esa mónada o alma animal, adquiriendo consciencia de sí, por la convivencia con la humanidad, y que ésta la humanice, individualizándola, dándole el poder de hacer posible que pueda desprenderse del cúmulo originario.

Y lo que, a partir de entonces, experimente, ya puede accederlo, en condiciones específicas de consciencia; cosa que no resulta posible contactar con recuerdos y vivencias previas al logro del nacimiento como alma individualizada.


Para concluir el presente escrito, realizo la siguiente opinión. Una cosa es la alimentación en un contexto natural y tradicional y otra, la artificiosa e industrializada pensada para el consumo, el lucro y lo masificado. Los pueblos tradicionales tienen una larga tradición de cazadores – recolectores y ellos mismos se consideran parte de la familia natural. Saben que todo el mundo y toda la vida que contiene es sagrada y que el Misterio (la divinidad) entrega a sus criaturas lo que precisan para vivir según la ley sagrada. Cada cazador/pescador solicita al Misterio ser digno de tal gracia y también solicita al “espíritu de los animales” que le autorice la cacería/pesca por la vida de la familia, clan y tribu. Es una plegaria personal y también puede ser un ritual que comprometa a toda la tribu. Luego se da las gracias por tan don. En el mundo industrial en que estamos, la alimentación es un modo más de consumo, y los productos de consumo son “cosas” no es algo sagrado. Las plantas y animales que se sacrifican no tienen un valor espiritual, sino de objetos o sustancias nutrientes. Así que a unos y otros se les explota y modifica industrialmente deviniendo dañinos. No se sacrifica (acto sagrado) a la planta o animal que resulta amado para la propia vida personal y familiar; sino que se consume algo sujeto a un precio, una cosa adquirible. 

Cuando el estadio evolutivo de lo que será la próxima humanidad le permita nutrirse de forma energética, dejará de precisar sacrificar a otros seres vivos para su propia vida, entre tanto, independientemente de que culturalmente uno se adscriba como vegano, vegetariano, macrobiótico, u omnívoro; tendrá la necesidad de sacrificar vida para garantizar la suya propia y la de los propios. Por ello debemos reconectar con lo sagrado de la vida y amorosamente pedir permiso y solicitar perdón y comprensión por el sacrificio a realizar. “Amado/a, te sacrifico por la voluntad del Gran Misterio para que mi vida y la de los míos sea posible. Tú, ser sagrado, pasarás a ser parte de mí y de los míos en un Todo asimismo sagrado. Tu sacrificio es por la causa sagrada de la continuidad de la vida. En su momento yo también moriré y seré consumido (por la tierra o el fuego) para acceder al Mundo del Misterio, nuestro común hogar”. Si el acto de alimentarse se considerase así, mucho en nuestra evolución se acentuaría y muchos cambios culturales y sociales se darían.



Un gran abrazo.



Ernesto Cabeza Salamó





martes, 19 de mayo de 2020

Comentario de la conversación de Javer y Zaphiel. 4ª Parte. El Proceso de Ascensión.


Comentario de la conversación de Javer y Zaphiel. 4ª Parte.

 El proceso de Ascensión.

Según Zaphiel este proceso de ascensión y cambio Cuántico es del todo inevitable. Es algo que está en marcha, “ya ha sido”. “lo que falta es que se haga oficial”, dice.

En este momento inicia una reflexión acerca de lo que está ocurriendo en estos tiempos. En el año 2020, sostiene que se está dando el Armagedón; pero asegura que esta guerra bíblica, lo que sería la 3ª Guerra Mundial, no acontece hacia el exterior, no es una guerra entre países, sino que es una guerra que acontece en lo íntimo de la personalidad; se trata de nuestra falta de integridad, de un conflicto entre el apego a las creencias junto a la imagen del sí mismo y la autenticidad. El mundo exterior, lo que nos rodea, no es lo más conflictivo para la gente. Este mundo que nos rodea ya no cuenta con nada que sea bueno, está muy alterado y tampoco muestra lo malo porque es en nosotros donde el desequilibrio y la patología se da proyectándose al mundo que nos rodea. Para quienes son conscientes del Ser, los auto realizadores, saben que no se sienten a gusto con el mundo en que viven; sienten que éste, de este modo, no es el mundo en el que desean vivir; lo que no exige que no se den aspectos luminosos y de belleza; pero la gente aquejada de inercias y distantes de la auto realización no percibe lo mal que está el mundo. Por el propio conflicto y falta de conciencia no se puede ver lo que tiene de infeliz e insano. Cuando vaya aconteciendo el cambio no se producirá un mayor dolor exterior en la gente; el sufrimiento acontecerá en la dinámica de la personalidad. Quien no sea consciente de sí tampoco se percatará de lo negativo del mundo exterior, ni de su propio sufrimiento. 

Aquellos que empiecen a hacerse conscientes serán quienes se darán cuenta del sufrimiento en sí mismos. Se percatarán de la propia necedad y les dolerá el haber permanecido en la ignorancia durante tanto tiempo; también sufrirán al darse cuenta de que han estado atendiendo en otra dirección, al dolor de no haber contactado con el veraz sufrimiento de no ser a lo largo de muchos años luchando contra o negando la propia humanidad. Dolerse por el peso de haber descuidado y desatendido la propia alegría y satisfacción de ser y el tiempo perdido, no vivido en plenitud. Dolerá lo que pudo haber sido y no fue por ceguera personal, por apego a inercias, por estereotipia, por adhesión a creencias y dependencia a la propia interpretación de la vida.

Según Zaphiel, se ha extendido de tal modo y ha penetrado en tantos aspectos esa falta o equívoca programación que él denomina “matrix”, se ha hecho tan omnipresente que las jerarquías cósmicas han decidido comprometerse e intervenir; pero, aclara que, a pesar de estar tan extendido este falso programa mental, no resultará tan dramático, tan duro, como se pinta en algunas profecías.

Asegura que este proceso de Ascensión o Cambio galáctico se va a dar en tres fases. Cada una contará con algún acontecimiento potente que sacudirá la humanidad. Zaphiel explica que la Fase A se iniciará alrededor del “Primer pepinazo”. Ni afirma, ni niega que pueda tratarse de la pandemia del covid-19 y sus consecuencias tan críticas. De la Fase B no habla apenas, pero se supone que se hará acompañar en su inicio de otro acontecimiento asimismo potente.

En la Fase 1, hace referencia a una sencilla metáfora enunciándola como la manifestación de tres días de oscuridad, de un periodo de tres días de intensa oscuridad en el ego, en la estructura mental, y de este modo debe “morir” el aludido ego. Claro que la “muerte” del ego es una forma de decirlo. Es imposible su aniquilación pues es parte importante de nuestra construcción mental, de nosotros mismos. Lo que se puede combatir es su preponderancia e influencia en nuestra personalidad reduciéndose su poder. En relación con la alusión de tres días de oscuridad, se hace referencia a los escritos bíblicos como en la muerte y resurrección de Cristo al tercer día de su crucifixión. También son los tres días que duran los solsticios y equinoccios y las fases lunares de Nueva y Llena. Es una aparente quietud, parece que todo esté detenido y fijo, como muerto, en ese tiempo. También alude a la expresión mística “Noche oscura del alma” tan bien expresada poéticamente por San Juan de la Cruz, que podría explicarse como un periodo de tristeza, miedo, angustia, confusión y soledad que resulta necesario afrontar para acercarse místicamente a Dios.

La Fase 3 ocurrirá antes del 2038, dentro de 19 años. Zaphiel nos dice que por esa fecha todo el mundo tiene que estar bien despierto; es decir, conectado con la nueva frecuencia porque, anuncia, que en quien no esté despertó se detendrá su funcionamiento atómico al no haberse transmutado, se le morirán las células y con ello su muerte (la consecuencia de lo que ha explicado en la 3ª parte de este ensayo-comentario). Asegura que en tal momento sí acontecerá un gran cataclismo. Allí sí habrá una transformación planetaria y, según Zaphiel; habrá mucha gente que se desconecte de la vida, aquella que no se haya adecuado al nuevo fluir energético. Esto puede herir la sensibilidad de las buenas personas, porque suena a genocidio o eugenesia. Ante esta postura crítica se explica diciendo que la humanidad se va a salvar, pero a ninguna persona la van a salvar; aclarando que a los galácticos y a la nueva humanidad no les interesa que se salven muchos monigotes, muchas personas que no han contactado con su propia humanidad. Él se refiere a  gentes que actúan como clones sin contactar con lo genuinamente humano a pesar del tiempo dado para trabajárselo. Zaphiel dice de unos miles de millones; es una cifra desconcertante y dramática y advierte que en esos momentos no servirá de nada el desvivirse para salvarlos, ni el sacrificio por su causa. El esforzarse y desvivirse para protegerlos arrastrará mucho sufrimiento innecesario. Recomienda que cada cual se tiene que limitar a lo suyo y aceptar lo inevitable. Afirma, seguidamente, como una sentencia “La ascensión no es para débiles de corazón”. Es una expresión muy dura y drástica, suena a inhumana; pero es justamente para afianzar la humanidad naciente mientras desaparece la anterior que no ha podido adaptarse, y por ello se extinguirá. No sé si esos 3000 millones de monigotes de quienes habla será un número profético o una forma de decir que pueden ser muchos. Aconseja que cuando llegue la fecha y la gente empiece a caer, no se debe caer en el sentimentalismo. Será como si se produjese una erupción volcánica o un seísmo y por tal causa mueran bastantes personas. Zaphiel aconseja en tono duro “Tú tira para allá y salva tu culito y vámonos”. “Déjate de lamentos”. El mundo del sentimentalismo y del compadecerse no sirve, antes bien, profundizará en el Armagedón que se está dando. Este Armagedón sólo ocurrirá en la mente de las gentes. El Apocalipsis ya dice que los adeptos de la Bestia tienen la señal en la frente y todos ellos caerán con la Bestia; parece que se refiere a esto. El problema será de acuerdo con cómo se reaccione ante el exterior; este es el “pepinazo”, asegura. Anuncia que va a haber un potente conflicto mental consistente en creer y pensar que ser un buen humano es tratar de salvar a los otros perdiendo de vista que lo que se tiene que salvar es el nuevo ser humano que está naciendo en cada cual.

En este punto hay que plantear una consideración importante, que no explicita Zaphiel. Parece que hay en conflicto dos bandos: el de los que se trabajan para la ascensión, es decir la auto realización y el de los no la consideran o no la quieren. Pero esto es muy simplista. La cosa no se plantea como una cuestión entre los “buenos” que lo tienen claro y los “malos” que se resisten o no quieren. La cuestión es la de los que se resisten y luchan contra la posible auto realización humana. Entre ellos hay, asimismo, al menos dos bandos igualmente en lucha. Y en lo que parece una lucha a muerte. En ambos lados se sitúan las poderosas élites que de dos formas distintas quieren seguir dominando el mundo y sus gentes. Una facción parece estar perdiendo popularidad, la de los “Globalistas”, y la otra trata de ganarse a su causa a quienes se resisten y luchan contra los Globalistas. Esta segunda facción es la de ”La Alianza Industrial”. Cada una cuenta con importantes líderes, capitales, ideólogos, estudiadas estrategias de manipulación, de opinión y de medios de comunicación, así como defensores, adscritos y simpatizantes. Detrás del escenario, en ambos frentes, se encuentran las mismas élites jugando a las dos bandas, así se aseguran no perder, pase lo que pase; pero deben confundir lo suficiente para que los aspirantes al cambio se decanten a una de las dos causas. Sus líderes y cabezas visibles son muy conocidos por la población actual del mundo. Para cuando se aproxime el 2038, estas personas quizá hayan dejado su protagonismo a otras, pero representarán lo mismo. Y tienen mucho poder de convicción y de propaganda, incluso en el nivel religioso y espiritual planetario. No voy a citar nombres, cada cual debe llegar a verlo por sí mismo. Esto es parte de esa guerra mental que se ha aludido poco antes. Yo no soy un experto en esto, ni tampoco tengo interés especial en indagar en ello, pero sí hay que darse cuenta el contexto de realidad que se da, y que se desarrolla en medio de profundas manifestaciones de fe religiosa y espiritual y de creencias político-sociales y económicas, así como de deseos de Unión planetaria y de deseos de mantener identidades nacionales. En ambos bandos hay fanáticos y también fervorosos creyentes que se consideran “buenos” y seguidores y defensores de la “verdad”. El conflicto se está dando en todos los ámbitos de la personalidad (seguridad personal, suministros materiales y vitales, sentimientos, creencias, ideologías, patriotismo, contradicciones, dudas, confusión, interpretación del sentido de la vida, fe, emociones apasionadas y sentimientos.). 

Zaphiel asegura que hay que sentir emociones, pero no sufrir emociones. Esto es un gran paso para la Gran Batalla. Al dejar de reaccionar y compadecerse por el exterior, no reducirán su condición energética porque, para salvarse, se necesita una alta vibración, se precisa comenzar a escuchar nuestro interior, adentrarse en lo profundo de uno mismo, del Ser. El saber qué somos nosotros. No interesa el distraernos en luchas que no son las humanas, con el afuera, con lo que ocurra con las pretensiones de las oligarquías y demás presuntos dominadores del “orden mundial”; lo que ocurra afuera es solamente una potente y apasionada distracción.

Zaphiel explica que poseemos el Observador por encima de lo material. Desde el Observador percibimos, reconocemos, sentimos y reaccionamos. El miedo tiene que ver con el reaccionar. El miedo produce y progresa dentro de lo dual. Nuestra mente se mueve en este planeta a través de la dualidad, de diferenciar lo que es el bien de lo que es el mal y, por ello, es el mundo del miedo. El observador, tras percibir, reconocer y sentir debe darse cuenta de si se conecta con lo dual. ¿Qué es lo dual? Dual es lo propio del ego, es decir el juzgar, el comparar. “Es el sí, pero…” Es lo que se organiza y orquesta entre opuestos valorativos y, por tanto, exige una postura dada que está en contra o conflicto con la otra. Sí, aquello que proviene de mi interior, de mi ser, ya no es dual; a menos que eso primario profundo experimente un proceso de elaboración mental y entonces ya devenga externo y, por ello, dual. Los sentimientos surgen de dentro, de nuestra biología y no es algo dual; cuando estos sentimientos mueven bastante energía nos excitamos y entonces tenemos un estado emocional. Puede tratarse de alegría o felicidad, experiencia de gozo, de bienestar, o quizá de temor colocándonos en situación de emergencia (impulso de ataque o huida). Entonces la mente, el ego, interviene y ese estado emocional primario, puro, natural, se elabora y se ajusta a nuestras creencias y forma de interpretar la vida, dando por resultado un sentir y pensar dual; es lo que se llama un proceso emocional secundario, convirtiéndose en decepción, estrés, ansiedad, inseguridad, depresión, duda, etc.

Lo que siento en mí, desde dentro de mí, no es dual; y por ello es auténtico. Todo lo que viene del Ser resulta bonito y es puro sentimiento.

Lo primario, no dual, nos conecta con el Misterio y ante ello sólo cabe el silencio, no el pensar; tan sólo observar, sorprenderse y maravillarse; de otra forma se genera preocupación y con ello apego al temor (le decimos comúnmente ralladura).

En nuestro mundo exterior, político, económico, cultural y social, como gran parte de lo que contiene nos es importante, debe darte igual; a esto le llamamos desapego. En nuestro mundo actual predomina lo oscuro, estamos ahora en lo más oscuro del mismo y no me voy a poner a juzgar lo que pasa afuera, cada cual debe darse cuenta por sí mismo, recuerda que cuando juzgamos nos colocamos en lo dual. Entonces eso nos suscita temor, aprehensión, nos exige juzgar y defendernos y hasta atacar; ello ya es un posicionamiento dual. Procura que tu opinión no sea dual, no fuerces una interpretación para justificar o defender un posicionamiento personal, aunque creas fuertemente en él, ello también es dual. No es fácil opinar sin juzgar o proponer un sistema personal de valores asociándolo a nuestro marco interpretativo. Puede que no veamos más allá de opuestos y esto es dual.

Debemos sentir lo nuevo, sentir lo que se crea en nuestro Ser. Así alimentamos la consciencia cósmica y, cuanta más claridad y confianza tengamos al entender cómo funciona todo este mundo, más surgirá un sentimiento potente de alegría, de fraternidad, de colaboración en todo; es decir, percibimos lo que hay de sagrado en lo que nos rodea. Y se acompaña de una tierna sonrisa o una divertida risa.

Zaphiel trata de explicarnos todo esto a su modo, asegura que en estos momentos estamos viviendo algo muy delicado concerniendo a los universos. Asegura que toda la estructura en la que vivimos (una matrix) tiene que deteriorarse para que surja algo nuevo. Al desmoronarse lo conocido (y lo conocido ofrece una cierta sensación de confort) nos abrimos audazmente en lo desconocido (se teme a lo desconocido), para ello debemos ser exploradores de nuestro universo. ¿Nos lo vamos a cuestionar? Estamos en una posición límite, muy contradictoria, pues empiezan a surgir hechos satisfactorios. ¡Esto no hace más que empezar! Van a surgir tantas cosas nuevas que va a ser de locura; novedades continuadas. Todo un mundo se desmorona, aparece como un caos, pero están surgiendo innumerables novedades. No hay que cuestionarlas. Mucho y muchos van a caer, caiga quien caiga, y pase lo que pase, no te distraigas con lo racional y dual. El ego se agrandará juzgando y tratando de controlar el caos y, de este modo, lo acrecentaremos convirtiéndolo en algo monstruoso y, entonces, el contemplarlo, puede hacer que nos domine por completo. La verdad es que el ego es pequeño si no lo alimentamos, si no criticamos, si no juzgamos y tratamos de no aplicar la dualidad de la mente.

En este punto hay que aclarar acerca de unos puntos que pueden confundirnos porque según se mire puede parecer parte del ego, y visto desde otro ángulo, es algo interior, sin ego. La compasión, el perdón y el agradecimiento pueden ser ego. Para que no sea producto del ego deben estar asentados en el amor. No en teoría ni por creencia. El compadecerse, el imponerse la condición de tener que perdonar y el obligarse a agradecer pueden ser un gran ego, pero date cuenta de que entonces no te sitúas en la humildad del amor; sino que tratas de engrandecerte, de aparentar, y no solamente ante los demás, sino especialmente ante ti mismo. Recordemos que nuestro ego nos observa como estando ante un espejo. Por ello el autentico amor es sinceridad y humildad.

Recordemos, según Zaphiel; que en estos inminentes y cercanos días venideros, todos tenderemos dinero por igual y tendremos limitado el poder de enriquecernos. Entonces veremos cómo, en este sentido, actúa nuestro ego. ¿Nos apañaremos lo suficientemente? ¿A quienes les supondrá abundancia y a quienes insuficiencia? ¿Qué tipo de quejas va a aparecer? ¿Cómo integraremos esta noción de abundancia-carestía teniendo en cuenta el impacto de nuestra huella ecológica? ¿Y al compararnos con el nivel de vida de la demás gente en otros países distantes al nuestro? Vamos a darnos cuenta de muchas creencias acerca de la riqueza, la abundancia, la elegancia y el consumo y podremos darnos cuenta de que son estados mentales y por ello duales.

Todo este cambio inminente se va a producir en plena consciencia; en virtud del grado de ego que alberguemos, nos producirá temor, duda, inseguridad…; y en la medida en que lo reduzcamos podremos decir ¡Esto es alucinante! ¡Flipo! ¡Qué maravilla se está dando! También nos daremos cuenta de que se manifestará cantidad de asistencia y apoyo cósmico. Van a producirse cascadas de sentimientos y emociones, nos daremos cuenta de todo ello. También nos daremos cuenta de si tan sólo las sentimos y nos transforman en el proceso de ascensión o nos atascan mentalmente y así nos resistimos a la ascensión.

Zaphiel agrega como final que va a ser algo tan bueno y bello lo que irá surgiendo, que apenas tendremos deseos de recordar cómo era el mundo antes de todo esto. Pero no habrá amnesia, sólo que no resulta grato recordar lo que no era agradable.

Para ayudar a cambiarnos en la nueva realidad personal y planetaria, debemos dejar de reaccionar en las cosas asociadas a lo material; dejar de reaccionar cuando esas emociones no se ajusten a elaboraciones mentales y a nuestras creencias; dejar de apegarse a la vieja identidad ya caduca. Entonces, de forma automática, se activa la nueva forma de identidad como humanos cósmicos, galácticos. Lo viejo va a descomponerse porque tú harás decidido vivir en el nuevo paradigma humano.

Si mantienes inercias y hábitos o rutinas, entonces vas a apegarte a lo que no funciona y te aportará cosas malas. 

Hay que purificarse en la alimentación, en los hábitos, en los sentimientos y emociones con sus consecuentes elaboraciones.

Hay que solicitar que nuestros guías y asesores etéricos nos aporten el nuevo programa, que nos aporten nuevos códigos para que nos transmutemos alineándonos con el fluir de la Quinta dimensión.

No estamos solos, nuestro corazón y sentir nos conectará con las fuerzas renovadoras que quieren apoyarnos, y hay que soñar, hay que tener sueños de aspiración elevada, justa, bella… que es lo que se crea. Abrámonos a crear nuestra propia vida como humanos auto realizados y que ello cree este nuevo mundo mucho mejor que el pasado. Zaphiel concluye con la siguiente aseveración: “¡O despiertas o sigues sufriendo! Y ya ves a qué te arriesgas en este caso”.

Un gran abrazo. 

    Ernesto Cabeza Salamó.