Celebración de la Rueda Anual de la Vida. Visión Ontoenergética.
Ontoenergética de la Primavera 2014.
Desde
el punto de vista ontológico esta estación tiene importantes aspectos
relacionados con la salud. Se aplica tanto a Ostara como a Beltane.
Rueda de Ontoenergética |
Desde la Rueda Medicinal la energía cósmica nos llega (radiación
solar principalmente) y con ella la vida se expande. Y desde el punto de
vista del individuo orgánico la cosa es diferente y se relaciona con
uno de los cinco caudales de vibraciones telúricas que se conducen en el
organismo. Así tenemos que Primavera tiene que ver con:
Desde la Rueda de medicina con la Dirección Este, color rojo y elemento fuego.
Desde el Caudal Vibracional con la dirección Este, color verde y aspecto Naturaleza.
Y desde la manifestación en la naturaleza predomina el Agua. Se funden los hielos y nieves y las vivificantes lluvias primaverales riegan generosamente alentando el sentimiento y emoción de renacer a la vida.
Y desde la manifestación en la naturaleza predomina el Agua. Se funden los hielos y nieves y las vivificantes lluvias primaverales riegan generosamente alentando el sentimiento y emoción de renacer a la vida.
El primer aspecto tiene que ver con el acontecer estacional exterior; el
segundo aspecto acontece en el interior del ser vivo. Así se supera la
aparente oposición. El tercero con lo que predomina devolviendo la vida.
La importancia de ello es que en el campo de la enfermedad y la salud
cualquier cambio positivo o negativo, primero acontece en el ámbito
energético ligado a la consciencia y después se transmite al contexto
orgánico. Primero hay una expansión o contracción energética y
posteriormente aparece en el cuerpo somático conducido por el sistema
vegetativo.
En Primavera, desde este contexto, el ambiente exterior va
evolucionando de poca energía lumínica y calorífica a un incremento a
partir del equinoccio. Para el organismo se produce una adaptación de
una situación contractiva a otra más expansiva. Como la Primavera no es
una transición uniforme, sino de altibajos, se exige al cuerpo una
movilización continua de los aspectos adaptativos y reactivos lo cual
genera un fuerte dinamismo interior. Como la energía ambiental se
incrementa progresivamente, la energía externa e interna se igualan en
una fuerte activación que produce un estado de excitación-actividad. Es
época de autoafirmación como individuos. Los inseguros y quienes toleran
mal los aumentos energéticos se deprimen (colapsan).
Es una estación expansiva, la vida aletargada se despierta, la tierra estéril invernal recobra la fertilidad con el agua de las nieves en fusión y las lluvias. El agua hace el vigor inspirando, activando, reiniciando, propiciando el placer por aumentar la vitalidad, la emotividad, y la consecuente satisfacción de su expresividad. En los contractivos y reprimidos asegura angustia, ansiedad y consecuente malestar.
Es una estación expansiva, la vida aletargada se despierta, la tierra estéril invernal recobra la fertilidad con el agua de las nieves en fusión y las lluvias. El agua hace el vigor inspirando, activando, reiniciando, propiciando el placer por aumentar la vitalidad, la emotividad, y la consecuente satisfacción de su expresividad. En los contractivos y reprimidos asegura angustia, ansiedad y consecuente malestar.
Es justamente este impulso de expansión desde el centro de los seres
hacia el ambiente lo que genera “Naturaleza”, materia viva, representada
por la exuberante explosión de vida vegetal en el brotar de yemas de
flores y tallos, y el germinar de semillas; por ello se puede
representar este aspecto con el término “madera” porque se inicia la
creación de la misma. Yo prefiero el término “naturaleza” porque es más
general y alude a la Madre Tierra
El órgano asociado a esta activación es el hígado, que no
solamente purifica los contenidos tóxicos del cuerpo conducidos por la
sangre, sino todos los contaminantes emocionales ligados a tensiones
emocionales (sentimientos, iras, cóleras, rencores, envidias, celos,
etc.); y el órgano de la vesícula biliar que genera el componente
enzimático “bilis” para emulsionar grasas haciéndolas digeribles.
La radiación solar aumenta calentando el ambiente, permitiendo el
resurgir de la vida, por ello desde el punto de vista exterior se asocia
con el elemento fuego(Sol), su luz y el color rojo por el amanecer. Es
la estación de la inspiración, la creatividad, la visión despierta y
clara. Se asocia a la autenticidad, a la verdad del sí mismo, del Ser;
que hace inviable la auto toxicidad por la nitidez de las emociones.
Desde el punto de vista de la corriente vibratoria telúrica entra en
nosotros la energía de la generación de vida, de naturaleza, de madera
(representada por el color verde); la expresión propia de la expansión y
manifestación de la propia vida.
La aceptación y afirmación de nuestro vidente interior (verdad
existencial) engendra y desarrolla la alegría de vivir (armonía entre
ser y manifestarse) manifestado por el amor, propio del Sur; y si tal
afirmación no se puede dar, el malestar da origen a la IRA, al enojo
cuyo sentido es forzar su restauración. Si las condiciones negadoras son
exteriores, la ira es contrarrestada por el desapego que disuelve las
dependencias y cadenas de valores, creencias y expectativas. La ira, a
su vez, contrarresta el amor, convirtiéndolo, si la situación se
prolonga, en odio.
El hígado se encarga de la eliminación de toxinas orgánicas y
emocionales dejando lucir nuestra verdad personal física, emocional,
psicológica y transpersonal.
Del mismo modo que una emotividad construida de introyectos (creencias, acuerdos y expectativas) es tóxica para nuestro ser, una alimentación cargada de toxinas, alimentos fritos, grasas y exceso de alimentos produce malestar, irritabilidad e intolerancia que se manifiesta en enojos, broncas, mal humor y negatividad. A veces es la sobrecarga de trabajo del hígado lo que produce el malestar e ira. Resulta obvio que uno refuerza a lo otro en un círculo vicioso.
Del mismo modo que una emotividad construida de introyectos (creencias, acuerdos y expectativas) es tóxica para nuestro ser, una alimentación cargada de toxinas, alimentos fritos, grasas y exceso de alimentos produce malestar, irritabilidad e intolerancia que se manifiesta en enojos, broncas, mal humor y negatividad. A veces es la sobrecarga de trabajo del hígado lo que produce el malestar e ira. Resulta obvio que uno refuerza a lo otro en un círculo vicioso.
La nota musical que alimenta este sistema de Fuego/Naturaleza es “LA”.
En la época actual, el hígado ha de trabajar a plena capacidad, e
incluso por encima de ella, para asimilar la ingente cantidad de
información puesta a disposición del ser humano y para transformar las
sustancias contaminantes. Sufrimos asimismo una intensa contaminación
mental que el hígado trata de descomponer. El hígado, por ello, debe
trabajar muy duro para equilibrar nuestros excesos.
Podemos ayudar conscientemente al hígado en este proceso procurando
completar en nosotros la relación entre sol y luna y entre los pies y el
suelo que pisamos, y disolviendo las pautas de pensamiento y los
hábitos que añaden nuevas tensiones al cuerpo físico. En todo este
sentido, los temascales son poderosas herramientas.
A veces el flujo biliar queda obstruido por un pensamiento de
cólera que no se exterioriza. Debemos enviar energía sonora y luminosa
al hígado. Ya he indicado que la nota “LA” es eficaz, pues puede
disgregar los cálculos que obstruyen el conducto biliar.
Finalmente este apartado lo completo agregando que el sabor asociado a
esta estación es el “ácido” (limones, yogurt, tomates, vinagre y frutos
ácidos). En pequeñas cantidades estimula la digestión y potencia los
sabores de las comidas. Resulta refrescante comer alimentos ácidos, pero
el exceso aumenta la sed y puede llevar a la retención de líquidos. Los
ácidos estimulan las secreciones biliares, por lo que ayuda a digerir
las grasas.
El exceso de alimentos ácidos puede agravar las úlceras, la acidez
estomacal, la acidez de la sangre (el cáncer está asociado a una acidez
tisular entre otras cosas) y la irritación de piel y mucosas.
Hay que considerar también aquí la presencia del sabor “agrio” como una
variante de lo ácido. Los sabores agrios ayudan al ingenio y el
intento, pero su exceso puede “agriar el carácter”; produciendo
resentimiento y envidia. Por lo demás los efectos son los mismos que los
ácidos.
Los germinados |
La vitalidad del creciente día primaveral exige alimentos de
energía ascendente y expansiva, tipo claramente “naturaleza”: las hojas
verdes, los brotes, las flores y los germinados son muy adecuados para
el hígado.
Las piedras adecuadas a la estación primaveral las podemos
agrupar en dos grupos: Los amarillos asociados a la energía solar y al
plexo solar (topacios, falso topacio, oro y jaspes de amarillo a rojo)
que apoyan el influjo de la vibración solar reforzando el plexo solar; y
desde el punto de vista interno las verdes (las turmalinas verdes,
haciendo énfasis especial en la turmalina sandía por su efecto
transmutador de la radioactividad, las esmeraldas, los cuarzos verdes,
jades, etc.), por su efecto de apoyar la activa función del hígado en
esta estación en la que su actividad, como hemos visto, es elevada.
Si queremos renacer en nuestro ser el sentido espiritual de la
vida, debemos empezar aplicarlo en nuestro hogar. Debemos empezar
aplicar la medicina de la Sagrada Rueda Medicinal. Y la Primavera es un
buen momento para iniciarlo, acompañando al joven dios sol adquiriendo
poder a partir de equinoccio. El modo mejor de hacerlo es dejando asomar
a nuestro niño interior y así jugando desde nuestro interior,
involucramos a los niños en una conexión divertida y creativa con la
Abuela y Madre Tierra representada por la propia rueda. Y cuando acudan a
la escuela lo hablarán con sus colegas participándoles cómo lo han
vivido. Y así se sentirán partícipes en cada sección del año de algo
mucho más grande y trascendente que experimentan divirtiéndose,
profundizando según su maduración y resultando más satisfactorio que
muchas de las actividades de nuestros niños frente a la televisión
inmersos en ficciones con actos continuos de violencia o en juegos de
competición y guerra en ordenadores y otras consolas.
Imaginemos a nuestros niños, jóvenes, adultos y ancianos creando y
compartiendo en paz y alegría celebraciones alrededor de la Rueda
Sagrada, sabiendo que todos ellos conforman la propia Rueda Medicinal
Sagrada (los niños, el Norte; los jóvenes, el Este; los adultos, el Sur y
los ancianos, el Oeste).
Primavera: La viveza del sol, el agua fluyente, la vida florece. |
Ernesto Cabeza Salamó
No hay comentarios:
Publicar un comentario